La Ley De Atracción A Veces Es Un Obstáculo
Cuando hace algunos años empecé a trabajar con la Ley de Atracción, nada me hacía imaginar que llegaría a escribir algo parecido a lo que se indica en el título de este artículo. En aquella época que leía El Secreto, y seguía a autores como Robert B. Stone, Dr. Donald L. Wilsono incluso Esther y Jerry Hicks, empecé a trabajar con conceptos entonces novedosos y ahora mucho más extendidos como visualización creativa, o atracción por resonancia.
Tal y como ha podido ocurrir con muchas otras personas, para mí fue un descubrimiento esperanzador y apasionante, el hecho de que pudiera atraer lo que yo deseara efectuando una visualización y alineando mi vibración con la de aquello que deseaba obtener.
Desde entonces mi apreciación personal ha cambiado un poco.
Si ahora vuelvo la vista atrás, puedo asegurar que en ocasiones esta Ley para mí se convirtió en un obstáculo para conseguir mis metas. No me interpretéis mal, no es que sea el conocimiento de la Ley de Atracción lo que me impidió (o me retrasó más bien) la consecución de mis objetivos, para ser más exacto debo decir que lo que provocó este retraso mencionado, fue el no atender suficientemente a lo que verdaderamente hace que sucedan las cosas y que por supuesto no es otra cosa que LA ACCIÓN.
En mi caso concreto, lo que ocurrió fue que definía perfectamente mis objetivos y procedía a efectuar las visualizaciones (involucrando por supuesto el mayor número de sentidos posibles además del mencionado visual, el auditivo, kinestésico, olfativo, etc) con la esperanza de que al “vibrar” al nivel de lo que estaba buscando, se produjese el milagro y me llegase como por arte de magia. Si has visto la películaEl Secreto, es posible que recuerdes la escena en que un niño se visualiza en repetidas ocasiones con una bicicleta y esta “aparece” en su puerta sorpresivamente. Bien, pues algo parecido era lo que yo estaba esperando. Desgraciadamente esto no sucedió así más allá de las ocasiones correspondientes por razones puramente estadísticas.
El fracaso en estas atracciones deliberadas, provocaban en mí frustración, enfado, desgana, etc. En aquella ocasión no era capaz de entender que fallaba y solo podía achacar el resultado a que la Ley de Atracción no funciona.
De nuevo el paso del tiempo, fue el que puso las cosas en su sitio.
Ahora con una perspectiva mayor, puedo decir que esta falsa confianza provocada por la creencia de que solo debía visualizar y recibir, en realidad estaba ocultando algunos miedos a actuar que seguía sosteniendo. Por decirlo de otra manera, pensaba que por el hecho de sentarme en mi despacho y hacer algunos ejercicios mentales, podría evitar enfrentarme con situaciones que me provocaban rechazo, inseguridad o miedo.
Si en aquel momento hubiera mirado sinceramente dentro de mí, habría comprendido que estas acciones eran necesarias para conseguir lo que deseaba y que vencer estos miedos era un paso inevitable si quería seguir desarrollándome.
Una vez trabajados estos miedos mencionados, la acción empezó a ser mucho más fácil para mí. Y a partir de ese momento empezaron a llegar las cosas que planeaba. La acción empezó a ser el vehículo que me permitía obtener mis metas y la visualización previa, era el motor que lo movía.
Mi conclusión actual, queda abierta. Es posible que sea solamente una acción correcta, bien dirigida y gestionada la que me lleve a los desenlaces esperados, y puede ser también que por fin haya conseguido alinearme con la vibración adecuada. O también me planteo que sean ambas respuestas válidas a la vez.
En cualquier caso, todo mi trabajo actual está centrado en establecer mis metas correctamente y en trabajar para ser cada vez más eficaz en la acción.Si a la vez estoy alineándome y atrayendo, mucho mejor.
Seguramente conozcas el dicho, de esa persona que se quejaba constantemente de que Dios no le ayudaba porque siempre pedía que le tocara la lotería y nunca obtenía su premio. Eran tantas sus quejas y recriminaciones en sus oraciones, que un día Dios le habló y le dijo que estaba intentando ayudarle pero que al menos podía poner un poco de su parte y “comprar un boleto”.
Pues eso mismo te recomiendo yo: “compra un boleto” y luegoconfía en Dios.
Un cordial saludo
José Ramón LumCashttp://www.coachingconeft.com






































Registro automático