Cultos Mistéricos: La puerta a lo desconocido
Los cultos mistéricos se remontan a épocas muy lejanas, adentran sus raices más allá de la historia, a tiempos mitológicos y han ejercido una influencia decisiva no sólo en el aspecto religioso, sino también cultural y político. No se trata de “religiones” ya que la mayoría de los cultos de este tipo existen de forma paralela a las religiones oficiales, incluso en la mayoría de los casos no era exigido pertenecer a una religión determinada para ser aspirante a la iniciación . Se trataba más bien de un modo diferente de vivencia religiosa, mística, de carácter interior que se perpetuó y desarrolló al lado de los ritos y ceremonias oficiales y públicas con un carácter secreto, en un ámbito restringido en el cual solamente los iniciados podían penetrar. La palabra “misterio”, tiene su raíz en el griego y su significado alude al silencio, “mantener la boca o los ojos cerrados” . Por ello, una característica en todos los cultos mistéricos tanto de oriente como de occidente es la prohibición de revelar su contenido y ritos a los que solamente se podía acceder por medio de la “iniciación”.
El contenido de los cultos mistéricos, su base, su esencia y su objetivo era revelar al candidato aquello que no era posible obtener mediante las experiencias de la vida común, en la que el modo ordinario de captar la realidad es a través de los sentidos físicos y del discurrir de la lógica . Los misterios eran el medio para vivir experiencias que trascienden la conciencia “ordinaria” porque están más allá del mundo perceptible por los sentidos. Por ello, una característica en muchos casos, es la toma de contacto con el llamado “mundo del más allá”, “el mundo de abajo”, identificado en las religiones como tártaro, hades etc. Sin embargo hay que tener en cuenta que los misterios en todos los casos se referían a una vivencia interior, una experiencia interna, el paso de un estado de conciencia a otro. La participación en los Misterios daba acceso a ese mundo que la mitología grecolatina sitúa en las profundidades de la tierra, la morada de las almas desencarnadas, pero no era un ámbito externo, sino una realidad interior. El Hades es el ¨mundo del más allᨠ, no sólo más allá de la muerte, sino también más allá de las formas, de lo visible. Es el ¨inframundo¨ , es decir lo que está por debajo, no en la superficie. Es un estado de profundidad. Esto también hay que verlo a nivel psicológico, porque el Hades está vinculado con el mundo psíquico, con los procesos del alma (en griego ψυχή, psiche). El descenso al “mundo profundo” y el retorno del mismo es la experiencia de la muerte mística y el renacimiento que siempre están presentes en los ritos mistéricos, hasta el punto de que en algunos casos el aspirante una vez convertido en iniciado tomaba un nombre distinto como signo de que el anterior había muerto y el rito iniciático había supuesto un nuevo nacimiento. El proceso de iniciación era el camino interior hacia el ámbito desconocido que está más allá de lo que llamamos vida. Todo lo que el aspirante encontraba, veía o sentía durante la iniciación eran aspectos internos de sí mismo cuyo acceso era imposible para los no iniciados. Los ritos mistéricos tenían como objetivo despertar en la conciencia del iniciado estados profundos a los que el resto no podrían acceder por encontrarse en un nivel de conciencia más superficial.
Característica común a todas los ritos mistéricos es que se basan en un mito, un relato que generalmente tiene distintas versiones y que se fue enriqueciendo con contenidos simbólicos. El lenguaje metafórico del mundo mitológico describe realidades internas, estados, capacidades, peligros, fuerzas y energías que están vivas en el interior del ser humano y que en la mitología toman la apariencia de dioses, héroes, lugares...
Los Misterios tenían distintos grados, lo que en el mundo grecolatino se vino llamando Misterios Mayores o Menores. En los ritos de iniciación eran aceptados solamente aquellos que habían pasado por un proceso de purificación, un estadio preparatorio y ciertas pruebas iniciáticas. La purificación o catarsis se debía realizar tanto en el cuerpo físico como en los aspectos psíquicos, es decir, en los sentimientos o emociones y en los pensamientos. Todo ello se traduciría en palabras y acciones “puras” . Presente en los ritos mistéricos conocidos está siempre la purificación por dos medios: el agua y el fuego, dos elementos simbólicos que hacen referencia a su contraparte interna.
En ciertos casos, como es el de los Misterios de Eleusis, conocemos hasta cierto punto los elementos del ritual externo por fuentes literarias y algunas escasas representaciones artísticas. Sin embargo, lo que realmente sucedía, en qué consistía la “experiencia”, ha permanecido en el secreto a pesar de que la vida de los ritos mistéricos se prolongó extraordinariamente. En el mencionado caso de Eleusis hay referencias históricas anteriores al siglo VIII a. C. , aunque los descubrimientos arqueológicos indican que el origen es muy anterior, y pervivieron hasta el 394 d.C. cuando Alarico destruye el santuario, aunque los misterios habían sido ya prohibidos poco tiempo antes.
Tampoco se ha conseguido acceder al núcleo de otros Misterios como los Órficos relacionados con los dedicados a Dionisio o los Misterios de los Cábiros o Cabirios cuyo centro principal se encuentra en Samocracia, las Thesmoforias, las Anthesterias etc. por citar solamente algunos de los más conocidos en el mundo griego, aunque la práctica de ritos mistéricos no se limita a Grecia y Roma. Egipto es considerado por muchos especialistas la cuna de los misterios así como la antigua Mesopotamia desde donde pasaron a Asia Menor y a Grecia y Roma extendiéndose por todo el mundo occidental.
Rubén González e Inés Martín
www.actiweb.es/conocimientointerior/
Rubén González e Inés Martín
Registro automático