Los hijos del vendedor de telas
Hace muchos años en Palmira una de las ciudades de Siria, vivía un próspero vendedor de telas cuyos negocios atendían cada uno de sus hijos.
Una vez el vendedor tuvo que ausentarse por largo tiempo para comprar nuevas telas en oriente, así que reunió a sus hijos, Ashur, Fouad and Karam y les dejó un cofre lleno de linos costosos por si los grandes señores venían con sus sastres en busca de ellos para elaborar sus costosos trajes.
Meses más tarde regresó el vendedor de telas al pueblo y reunió de nuevo a sus hijos, y al preguntarle al primero de ellos por el negocio este le dijo que efectivamente como el padre lo había previsto los grandes señores llegaron al pueblo y él había ido a casa del vendedor a buscar el cofre. Al llegar dijo el joven encontré el cofre cerrado y decidí esperar a tu regreso. Muy bien Ashur dijo el padre. Al preguntarle al siguiente hijo, este le dijo que a su negocio habían llegado los grandes señores en busca de telas hermosas como las que su padre guardaba. Fui a casa dijo el joven y al ver el cofre cerrado, viajé 2 días hasta Damasco en búsqueda de un cerrajero. A la vuelta fuimos emboscados y robados y al llegar al pueblo el cerrajero finalmente examinó con detenimiento el cofre y al no poderlo abrir me dijo que había que destruirlo y como sé el valor sentimental que siempre has tenido por el mismo decidí muy a mi pesar dejarlo sin abrir y evitarte una tristeza. Muy bien Fouad dijo el padre y le preguntó al tercer hijo por el negocio. Este le dijo que tal como el padre había previsto, al negocio habían llegado los grandes señores en busca de los hermosos linos. Fui a tu casa padre y al ver el cofre cerrado pensé que si habías sido tan precavido de dejarnos las telas en caso que llegaran los compradores, también habrías dejado la llave para abrirlo. Busqué donde guardas tus llaves y encontré una que decía “la llave del cofre”, lo abrí y vendí las telas a buen precio y este es el dinero de la venta.
El padre miró a sus hijos y les dijo, “Gracias hijos míos, hoy gracias a ustedes he aprendido que la mediocridad viene disfrazada de apariencia y el éxito de sencillez”
Creo que es hora de dejar mi testamento, a ti dijo el padre a Ashur, te dejaré mis deudas, pues aunque pocas hoy se que no tendrás la habilidad de aumentarlas. A ti Fouad, le dijo al segundo, te dejaré mis problemas porque hoy sé que tendrás la habilidad de engañarlos…y a ti, Karam, le dijo al último, te dejaré mis riquezas porque hoy sé que buscarás la forma de aumentarlas.
La vida es como el vendedor de telas, que le da a cada uno lo que merece.

Luis Eduardo Baron





































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