Un cultor de libertades
En un país que suele olvidar su historia y es poco dado a preservar instituciones sólidas, conviene destacar la celebración de efemérides relativas a hechos, instituciones o personas que de manera decidida han contribuido, y contribuyen, a edificar los pilares de la Nación.Ayer, con un gran acto académico, el Externado de Colombia celebró los 125 años de su fundación.Los muchachos de hoy están obligados a saber que esa institución superior -actualmente a la vanguardia universitaria en América Latina- nació por la quijotesca acción de un puñado de jóvenes liberales para responder a los embates del oscurantismo impuesto por el régimen de la Regeneración tras la derrota del Radicalismo liberal en la batalla de La Humareda.La de Rionegro o de 1863, tachada por algunas fisuras en el orden administrativo, que fue una Constitución libertaria, obra del Radicalismo, privilegió, sobre otros valores, las libertades públicas; prohibió la pena de muerte; consagró la absoluta libertad de prensa y, quién lo creyera para su tiempo, estableció que los tratados internacionales sobre derechos humanos hacían parte del derecho interno colombiano.No es, entonces, mera coincidencia que el presidente Juan Manuel Santos, en su excelente discurso en el Jardín Botánico el pasado sábado, recordara a don Manuel Murillo Toro -dos veces presidente radical y considerado padre de las comunicaciones- como abanderado de la total libertad de prensa.Aquellos idealistas, encabezados, en febrero de 1886, por el joven educador y jurista Nicolás Pinzón Warlosten, quisieron darles a los estudiantes un tipo de formación diferente a la impartida desde los internados confesionales -al tiempo que salvarlos de la persecución oficial-, y de ahí el nombre de Externado.En 1933 asumió la rectoría el jurista y humanista Ricardo Hinestrosa Daza, quien consolidó la Universidad y formó muchas generaciones de abogados dentro de los parámetros de tolerancia, disciplina, amor a la patria y a la libertad. En 1963, con apenas 30 años de edad, su hijo Fernando Hinestrosa Forero tomó la antorcha y, sin desconocer la tradición, emprendió el camino de la modernización y diversificación en los programas de pregrado, posgrado y doctorados hoy ampliamente reconocidos.En el Externado no ha habido lugar para la intolerancia ni el unanimismo paralizante. Allí se respetan las ideas ajenas y se estimula la controversia ideológica; se inculcan principios liberales de tolerancia y respeto mutuo y, por lo mismo, se proscribe el sectarismo político. Siempre ha sido refugio de jóvenes provincianos de clase media a quienes -como es mi caso- los ha hecho sentir habitantes de su propia casa.Durante las dictaduras de mediados del siglo XX acogió a estudiantes-líderes contestatarios expulsados de otras universidades, como Crispín Villazón, Eduardo Suescún y otros. En algún momento enseñó a Raúl Leoni, futuro Presidente de Venezuela, e incluso dejó honda huella en eminentes ciudadanos que fugazmente pasaron por sus aulas, como Alberto Lleras y Roberto García-Peña.Ha sobrevivido a persecuciones como las originadas en la Regeneración o en las dictaduras civiles y militares, y padecido el exterminio, como ocurrió con el asesinato de buena parte de sus profesores en el holocausto del Palacio de Justicia.El Externado de Colombia ha sido, es y será, bajo la rectoría de Fernando Hinestrosa, referente indispensable en el respeto a las libertades, en el culto a la verdad, en el amor a Colombia, en la defensa sin esguinces de la controversia ideológica, en el credo liberal, y en la vigencia plena del Estado de derecho, por lo cual es un orgullo para todos los colombianos.
Tomado de: El Tiempo

Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com





































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