Obligate a Innovar - El Pescado en Japón
El pescado fresco siempre ha sido un mercado muy rentable en Japón. A la gente le encanta. Punto. Sin embargo, los mares cerca a Japón no han tenido peses por muchos años. Con esta problemática en mente, los barcos pesqueros japoneses comenzaron a ser fabricados de mucho mayor tamaño, con el objetivo de poder adentrarse aún más el mar. Por supuesto, como lo dicta la lógica, mientras más lejos iban los pescadores más tiempo les tomaba regresar para entregar el pescado.
Aquí surge el primer gran problema: a más tiempo de regreso, menos fresco se encontraba el pescado al momento de ser entregado. Quizás esto no hubiera sido tan grave en otros mercados, pero a los japoneses REALMENTE les gusta el pescado fresco (no el de hace 3 días o 1 semana).
Como una solución a esta situación, los dueños de las compañías encargadas de recolectar el pescado en Japón decidieron instalar congeladores en los barcos.
De esa forma, ya no sería tanto problema el ir mar adentro a recolectar el tan preciado consumible. O al menos, eso creían los empresarios.
Surge el segundo gran problema: a los japoneses les gusta el pescado fresco, NO el congelado. La gente podía percibir la diferencia de sabor entre ellos y como consecuencia de su baja aceptación, el precio del pescado disminuyó significativamente. No algo bueno para las ganancias, como te imaginarás.
Para contrarrestar este problema surgió lo que se pensó sería la solución definitiva: los barcos comenzaron a instalar pequeños "acuarios" para poder almacenar vivos a los peses que atrapaban. De esa forma, los pescados llegarían como recién sacados de su ambiente natural. Pero...
Tercer gran problema: El ambiente natural de un pez no es un "acuario". Es decir, los peses están acostumbrados a moverse libremente por el mar, sobreviviendo día a día. Lo que el improvisado acuario provocaba era que los peses se aburrieran a los pocos días y dejaran de moverse. A los japoneses les gusta el pescado fresco, no el pescado "aburrido y que no se ha movido libremente por días ó semanas". Ellos notaban una diferencia en el sabor, y eso no les gustó.
Ok. Quizás a este punto estas pensando "¡Vaya, pero que problema con esos japoneses!" y estarías en todo el derecho. Realmente fue un problema de varios años, y muchos empresarios desertaron del negocio del pescado. El mercado no lucía muy bien. Todo parecía irresolvible. Hasta que un día...
Una idea surgió: Si la gente quiere pescados vivos, entonces hasta cuando lleguemos a entregar los pescados ¡Hagámosles sentir vivos!
Esta fue la solución final que encontraron los japoneses para poder brindarle pescado fresco a la población, sin importar cuánto tiempo demoraran en entregarlo: ellos colocan un pequeño tiburón VIVO dentro de los acuarios donde colocan también a los peses. Que mejor forma de mantener a los peses sintiéndose vivos que simulando su mismo ambiente natural AL DETALLE ¿no?
Claro que se pierden algunos peses con este método, pero ten la seguridad que los demás llegan muy, pero muy vivos. Los japoneses adoran este sistema. ¿Y a ti qué te parece?

Luis Eduardo Baron





































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