Formula para ser popular en el subdesarrollo
Una vez veía unos dibujos animados que mostraban el accionar de una comunidad de color azul integrada por personajes de diferentes características. Uno de ellos era "Temeroso" y como su nombre lo decía, tenía temor ante todo. Vivía asustado y no se atrevía a emprender empresa alguna, porque tenía miedo al fracaso y lo peor, inconcientemente se sentía inútil e incapaz.
Un día, ante una catástrofe natural que sufrió dicho pueblo, debían recoger unos troncos de un arroyo turbulento, con los que detendrían la inundación. Todos colaboraban menos "Temeroso". Al ver esto, sus compañeros intentaron ayudarlo, e idearon un plan que consistía en tomar un poco de mermelada de fresa y hacerle creer que era una poción mágica, que al untársela en la punta de la nariz, iba a obtener sabiduría, fortaleza y valentía para participar en la solución de la emergencia que se estaba presentando.
Con mucha FE, "Temeroso" puso un poco de mermelada de fresa en su nariz, comenzó a trabajar y fue muy efectivo, acumuló muchos troncos y todos estaban muy contentos por el cambio de "Temeroso", y lo que esto había significado en la labor conjunta, por un mismo objetivo.
Todo iba bien hasta que se dio cuenta de que el agua le había lavado la nariz y se asustó porque pensó que ya no iba a poder seguir trabajando, pero enseguida los amigos le dijeron la verdad y le hicieron ver que sus competencias y energía provenían de su interior y que él tenía fortaleza en si mismo. Esto le dio autoconfianza y autoestima.
Esta historia muestra la principal causa por la que muchos pueblos tienen bajos índices de desarrollo y viven dependiendo de lo que otros emprendan. De esta forma, es más fácil responsabilizar a los pueblos líderes, que son los que van marcando el camino, conduciendo el "gran vehículo humano" y poniendo sus condiciones.
Un bajo concepto de si mismo, lleva a que tampoco se busque el desarrollo, porque supuestamente será imposible lograrlo. Se renuncia al éxito antes de conseguirlo, porque no se da en el primer inento. No se piensa que los pueblos que han surgido, lo han hecho sin ayuda externa, muchas veces luchando contra la adversidad y en situaciones de profundas crisis generalizadas. Nunca hubo un poder externo que repartiera los conocimientos para que unos pueblos fueran mas eficientes que otros, nunca existió un hada con una barita mágica que decretara pueblos ricos y pobres. A pesar de esto, en muchos casos, la abundancia de recursos naturales, resultó en maldición, por la idea de que ya no es necesario trabajar.
Conseguir el propio éxito demanda una determinada energía que requiere un esfuerzo intelectual, aprendido en el seno del hogar y en la cultura a la que se pertenece, se va heredando de generación en generación y solo se modifica a largo plazo y con el convencimiento general de que es necesario cambiar de actitud.
Estas circunstancias son hábilmente aprovechadas por personajes populares, en pueblos maleducados (en el verdadero sentido de la palabra), a los que es muy fácil convencer, porque no se informan, no leen, no investigan, sino que repiten lo que el líder carismático quiera decirles. Y en un mundo donde se puede aproximar, nunca llegar, a la verdad a través de la investigación, qué lejos de ella estarán los que solamente se guían por la tradición oral, como lo hacían nuestros antepasados prehistóricos.
Es así que solo con dos estrategias se puede convencer a un pueblo con baja autoestima y poco desarrollado:
- Inventar un enemigo externo para echarle la culpa de todos los males, y así reafirmar el concepto de que es imposible crear la propia realidad y
- Distribuir prebendas para confirmar la imposibilidad de conseguirlas por propio mérito.
Con esto, ese pobre pueblo dependiente, quedará eternamente agradecido con el líder, casi divino, que le dará todo lo que podría conseguir con su propia iniciativa. Bueno fuera que esas personas se dieran cuenta, de que sin mermelada en la nariz, son capaces de desarrollar múltiples competencias muchas veces mejores que las de otros, y así despertar a la independencia intelectual, mejorar sus condiciones de vida y aportar al equilibrio entre comunidades.

Silvia Atrio





































Registro automático