Iniciándose en el aprendizaje del tarot
El estudio del tarot es apasionante, no solamente por tener la oportunidad de incursionar en lo que puede suceder en el futuro de alguien, sino porque sus arcanos nos remiten puntualmente a la historia de la humanidad, en la psicología profunda del ser humano. En varias oportunidades nos han preguntado cómo dar los primeros pasos en el aprendizaje de la cartomancia. En primer lugar se debe conseguir un mazo de tarot. Este elemento nos acompañará a lo largo de toda la vida, será nuestra herramienta principal, y fuente permanente de referencia.
Comprender las cartas del tarot es fundamental para dar los primeros pasos en esta apasionante actividad. Es fundamental tener los arcanos en las manos y observarlos con atención. Las sensaciones que cada una de estas cartas nos despierten, es vital dado que los arcanos del tarot reflejan los paradigmas más profundos del inconsciente humano.
La lectura de los arcanos puede interpretarse como una historia en sí misma. Es decir, tomando la serie los arcanos mayores, cada carta representa un capítulo en una historia. Ésta es una historia de evolución espiritual del individuo, que muestra un progreso de un estado inicial de total inocencia hasta la conquista del mundo material. En este derrotero del alma humana suceden acontecimientos favorables, donde los eventos de la vida están a su favor, pero también ocurren momentos donde la luz del sol parece ocultarse detrás de grises nubarrones. Es necesario entender que para crecer y aprender también hay que sufrir, pues el sufrimiento es parte constituyente del alma humana.
El Loco es como un niño que va por la vida, sin medir las consecuencias de sus actos y sin pensar en el porvenir. Pero el loco, al igual que el niño, no tiene maldad en su interior. Es una hoja en blanco donde cualquier historia podrá escribirse, una tragedia o una comedia. El loco es todo potencial, al igual que el ser humano quien desde que nace vive según las consecuencias de sus actos, a pesar de que muchas veces no se dé cuenta.
Para el tarot no hay un destino escrito, cada uno es dueño de su propio destino y la historia se escribe a medida que se desanda el camino de la vida. Lo que en realidad el tarot hace es reflejar lo que yace en el camino de la persona. Pero es el individuo el que en último lugar tomará todas las decisiones.
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