La alopecia
Hay varios tipos de alopecia, pero la más común es la hereditaria, también conocida como androgenética o calvicie común. Esta provoca calvicie a corto o largo plazo, haciendo que quien la padece comience a perder pelo sin posibilidad de recuperarlo. Otra definición de alopecia sería la disminución progresiva del pelo, siendo ésta localizada o bien generalizada. Para poder entender la alopecia es necesario conocer el ciclo de vida del cabello. Éste pasa por 3 fases, una primera de crecimiento (2-6 años), en la cual el pelo crece aproximadamente 1 cm por mes; el período de reposo, también conocido como catágeno (3-4 semanas) y la fase telógena o de caída, en la que es más común perder pelo y sufrir problemas de calvicie (3-4 meses).
La alopecia es uno de los problemas que más preocupan a hombres y mujeres. Otros tipos de alopecia son los no cicatriciales (reversibles) y cicatriciales (irreversibles).
Pero la cuestión es saber por qué mucha gente está condenada a perder pelo y sufrir problemas de alopecia o calvicie. Las causas más comunes son las que explicaremos a continuación:
Alopecia areata: este tipo se caracteriza porque en una o varias zonas del cuero cabelludo se comienza a perder pelo de manera muy rápida. Puede ser de manera simultánea o progresiva, produciendo calvicie parcial o general. Alopecia masculina: a medida que el hombre alcanza una edad madura, comienza a perder pelo. Esto se debe fundamentalmente al envejecimiento, siendo inevitable la calvicie cuando hay antecedentes andrógenos en el individuo, siendo más frecuentes los problemas de alopecia. La edad en la que comienzan a aparecer estos problemas depende de condiciones genéticas. Si la persona que padece este problema comienza a perder pelo antes de los 20 años, es común que se agrave a partir de los 30. Uno de los síntomas de alopecia puede ser comenzar a perder algo de pelo en las regiones frontales, apareciendo las tan temidas entradas. Calvicie por trastornos endocrinos: problemas hormonales (sobre todo de la hormona tiroidea) y malos hábitos en la alimentación pueden ser los detonantes para perder pelo y sufrir problemas de alopecia. La falta o el déficit de la hormona tiroidea es la causante de la caída del pelo. Caída del cabello tras el postparto: muchas mujeres experimentan una pérdida de pelo tras el postparto. Esto es normal, y normalmente el pelo que cae suele recuperarse, pero en algunos casos puede ser un detonante para sufrir problemas de alopecia. Calvicie causada por enfermedades: ciertas enfermedades pueden ser las causantes de la alopecia. La dermatomiositis, el lupus o los tumores del tejido linfático pueden producir hacer que el paciente comience a perder peso de forma gradual, produciendo en algunos casos calvicie. La pérdida del pelo por este tipo de enfermedades puede ser gradual o parcial, siendo la alopecia reversible en algunos casos y en otros completamente lo contrario. Alopecia por sustancias químicas o físicas: traumatismos, golpes, peinarse repetidamente en la misma área con brusquedad, quemaduras o radiaciones pueden producir pérdida parcial o temporal del cabello. Infecciones en la piel: las infecciones producidas generalmente por hongos en el cuero cabelludo pueden producir calvicie o ser un plus para perder pelo. La tiña, una de las infecciones más comunes provocan la caída localizada del pelo, pero no producen alopecia, ya que una vez que se cura la enfermedad el pelo vuelve a crecer. Las infecciones bacterianas, como pueden ser las piógenas, suelen producir alopecia permanente incluso después de su tratamiento y cura. Otras enfermedades como la sífilis terciaria o la lepra causan calvicie definitiva en las zonas del cuero cabelludo que se han visto afectadas.
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