La estafa del ratón
Para nuestra desgracia, nuestros políticos o representantes de turno miraron el diccionario de refranes de Luis Junceda y siguieron a pie de la letra unos de los refranes que se ilustra él: "Más vale ser cabeza de ratón que cola de León"
En este diccionario a cada refrán se acompaña un pequeño comentario y en este refrán encontramos: "Enseña que es más importante mandar en un grupo pequeño que ser el último en otro mayor. Hasta el poderoso Julio Cesar vino a afirmarlo así una vez, cuando al presenciar la disputa de unos lugareños por la alcaldía de la aldea, vio sonreír a sus capitanes con desdén: -No os burléis - dijo -; también yo preferiría ser cabeza en esta aldea que brazo en Roma."
Para nuestra desgracia, se dieron cuenta de lo beneficioso que podía ser para ellos (los políticos) y quizás por eso desde hace casi treinta años, se desarrollo el estado de autonomías en nuestro país. Dejando como siempre a la "aldea" sin casi financiación estatal y encargándola que se autofinanciase (en mi "aldea" - pueblo - los impuestos y tasas por vivir en él representan más del 75% de los ingresos que el ayuntamiento obtiene).
Así pues, en treinta años hemos ido sufriendo continuos incrementos de impuestos, al mismo tiempo que hemos ido viendo aparecer nuevas cabezas de ratón (autoridades autonómicas) las cuales no tan sólo viven mejor que sus súbditos (ante la realidad política de mi país no podemos considerarnos ciudadanos), sino que despilfarran nuestro dinero.
Para la supervivencia de la ratonera (autonomía) y para que los siervos no vean su inutilidad o comprueben que es un escándalo para al sentido común... Es necesario que en alguna ocasión, acometan con algunas dádivas y subvenciones a los siervos (aldeanos políticamente correctos). ¡Es su ratonera!.
Para nuestra desgracia, los ratones se rigen por la normas de la ratonera del dinero y del poder (son amorales), y dan entrada a ratones muertos de hambre (otros grupos más minoritarios que ellos) para repartirse el pastel, pues sin estos grupos minoritarios, no podrían gobernar a sus anchas (ver el sistema bipartito, tripartito, cuatripartito o los que hagan falta para llegar a una mayoría).
Así pues, cabezas de ratón (minoritarias) que no están para el desarrollo y engrandecimiento de la sociedad que les alimenta, se sientan impunemente a comer en el gran festín autonómico y despilfarran nuestro dinero, destinándolo a cosas que nada tienen que ver con el servicio a nuestra sociedad, e incluso se permiten la sinvergüencería de colocar a sus ratoncitos alardeando que hacen algo para el prójimo (= individuo desconocido para los políticos sino son miembros de su familia o amigos).

Jaume Canals





































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