Vespa: los secretos de su popularidad en España
Considerada una de las motos más míticas de todos los tiempos, la Vespa tiene su origen en la Italia de 1946. Al concluir la II Guerra Mundial, el empresario Enrico Piaggio tuvo la idea de fabricar un nuevo vehículo con el que resultara cómodo desplazarse, cuya conducción fuera sencilla y económicamente asequible para los ciudadanos. Para hacer realidad su idea, encargó la fabricación de un prototipo al ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascanio. El resultado fue una máquina sencilla y práctica que se ha convertido en una de las motocicletas más vendidas de la historia.
En abril de 1946 concluye la fabricación de los primeros quince ejemplares, producidos en la fábrica de Pontedera. Hoy en día la Vespa ya cuenta con más de 90 modelos y unas ventas superiores a los 17 millones de unidades en 114 países. Además, es la primera motocicleta que ha llegado a la mítica cifra del millón de unidades vendidas, logrando este récord 10 años después de salir al mercado.
En 1949 Piaggio concede por primera vez licencias para fabricar la Vespa por todo el mundo. Las ventas crecen en varios países, especialmente en el Reino Unido, donde se convierte en la elección como medio de transporte de algunos grupos juveniles, como los Mod. Las ventas siguieron aumentando en la década de los años 60, ya por aquel entonces la Vespa era considerada un icono de la clase obrera, un medio de transporte para parejas jóvenes y una señal de libertad para los grupos juveniles.
Piaggio decide aumentar la producción en 1952, espoleado por el éxito internacional, y para hacerlo opta por construir una fábrica en Madrid. Desde ese momento, en España se ha comercializado más de un diez por ciento de todas las unidades vendidas en la historia de la Vespa, siendo uno de los mercados con mayor volumen de ventas, junto con Italia.
Las causas del éxito en España son similares a las del país transalpino. Ambos eran países en pleno desarrollo industrial que necesitaban que sus ciudadanos pudieran desplazarse con facilidad como medida para aumentar sus industrias. Por otra parte, la creación de un sidecar que podía acoplarse a la Vespa hizo que fuera apropiada para desplazarse con la familia. En la década de los 60, las nuevas generaciones adoptan la Vespa como un símbolo de libertad e identidad. Además, la popularidad de la Vespa aumentó gracias a su aparición estelar en grandes películas como Vacaciones en Roma o Quadrophenia.
La pasión por la Vespa recorre el país y su presencia se hace notar por todas partes: se cubre la Vuelta ciclista a España en Vespa, el servicio de Correos y la guardia urbana de Barcelona la adquieren para realizar su trabajo.
Es tal el éxito de la Vespa que en 1968 la factoría española crea un modelo propio: el Vespino. En la década de los 70 la Vespa obtiene unos resultados irregulares de ventas pero el Vespino consigue que la producción de la Vespa en España se prolongue hasta 1990, a pesar de tener que competir con otro de los iconos de nuestro país, el 600, un coche que tenía capacidad para más pasajeros pero también generaba mayores incomodidades o imprevistos, como el aparcamiento, la circulación menos fluida, el mayor cuidado de la carrocería o los siempre molestos impactos o roturas del parabrisas.
Fue en aquella década cuando el grupo Piaggio, que había adquirido la mayoría de las acciones de Derbi y Moto Vespa SA, inició un programa de deslocalización que culminó con el cierre de la fábrica madrileña en 2003.En la actualidad, la Vespa sigue representando los mismos valores que la hicieron tan popular: es práctica, sencilla y fácil de conducir.
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