Parricidio
El caso más extremo y bochornoso -aunque "patológico" en definitiva- de la hipocresía social frente a los "trastornos" mentales lo tenemos en la actitud colectiva frente al parricidio. Ved esta noticia que un amigo acaba de compartir en Facebook: "Tres casos impactantes para entender la mente de un parricida" Un monumento a la ignorancia, a la sandez, a la terrorífica ceguera social.
Me impacta sobre todo una frase del artículo: "¿Cómo es la mente de una persona capaz de matar a sus propios padres?" ¡Demonios! A mí, en cambio, me preocupa mucho más la cuestión opuesta: ¿cómo son los padres cuyos hijos son capaces de llegar a desear y ejecutar su asesinato?
No hay duda de que el mayor tabú social es matar a los padres. Ni robar, ni asesinar, ni torturar, ni violar a niños o adultos, etc., nada puede comparársele. Socialmente, la suprema abyección, la máxima traición, el crimen imperdonable es matar "a los que te han dado la vida" (1). Psicológicamente, y por lo mismo, el miedo supremo, la máxima resistencia, el mayor freno consciente e inconsciente de nuestra agresividad lo realizamos frente a nuestros progenitores. Por tanto, ¡nadie está realmente interesado en el parricidio! Por eso mismo, el que éste llegue a suceder sólo puede atribuirse a fuerzas psicodinámicas colosales capaces de romper, en algunos individuos, los tenacísimos diques contra el odio parental que todos llevamos dentro. Fuerzas inimaginables que nadie que no las haya sufrido o presenciado tiene derecho a juzgar frívolamente. (2)
Leyendo ese artículo, uno se pregunta: ¿quiénes son realmente los "psicópatas" sin sentimientos? ¿El psicótico o psicópata (no importa aquí la diferencia), que simplemente está realizando su liberación íntima, su venganza? ¿O la sociedad que, con absoluta falta de compasión hacia el loco, se atreve a condenarlo pero silenciando las culpas y delitos de los maltratadores que previamente le destrozaron el corazón y la mente durante décadas?
Cuando una de las parricidas que cita el artículo dice que sólo "había eliminado al demonio del cuerpo de su padre", sin duda alguna, aunque en lenguaje psicótico, tiene toda la razón. ¿Se tomó la justicia por su mano? Por supuesto, y ello es ilegal. Pero esto no nos da derecho a decir mucho más.__
1. Correlativamente, no existe el tabú inverso. Los padres sí tienen derecho a cualquier forma de violencia sobre sus hijos, incluido el infanticidio. Lo cual ya nos lo dice todo.
2. Conocí a una mujer de mediana edad, destrozada, bebedora y diagnosticada fríamente como "TLP", que venía huyendo de su madre alcohólica, en otro continente, a causa de las palizas casi diarias que recibía de ella desde niña, ante la negación familiar ("son imaginaciones tuyas", le decían). Dicha madre la acosaba ahora diariamente por teléfono culpándola por "abandonarla", pidiéndole continuamente dinero, amenazándola con suicidarse, etc. Mi paciente, desesperada y culpabilizada, fracasaba naturalmente en todo lo que hacía, volcaba todo su odio contra sí misma (3) y su último refugio era el alcohol (como su madre). Ni siquiera logré retenerla, pues huyó a la tercera sesión y nunca más volví a verla. Pues bien, yo me pregunto: en casos así, y sobre todo cuando la víctima no se atreve -o no la dejan- alejarse de sus verdugos, ¿qué puede llegar a suceder?
3. Una visión del suicidio y del TLP, también superficial y exculpadora de la familia (aunque más consciente de los factores emocionales)
José Luis Cano Gil. Psicoterapeuta y Escritor. http://www.psicodinamicajlc.com
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