Una vida plena
Vivir plenamente es una vocación interior, un deseo al que no podemos renunciar pues hacerlo implicaría la aniquilación de nuestro ser. Así es, suena a lugar común pero no podría decirlo de otro modo: nuestro ser es siempre un deseo, una capacidad íntima y poderosa para salir al mundo y encontrar en el absurdo de las cosas un sentido, un proyecto. Es como si tuviéramos una secreta vocación por agregarle a la naturaleza algo más, algo que sentimos le hace falta.
Cada día nos trae una preocupación nueva, un reto, una búsqueda. Si somos medianamente inteligentes, y espero que así sea, esas jornadas cotidianas forman parte de un proyecto general, de una empresa a la que dedicamos todas nuestras fuerzas; en contraparte, el peor error es el de empezar algo ahora y abandonarlo mañana para iniciar entonces otra cosa y después otra y otra, sin conseguir, como es natural, absolutamente nada. Esto es un error lamentable que debe evitarse a toda costa.
Creo que la vida plena pasa necesariamente por el compromiso con una vocación, cualquiera que ésta sea. Los oficios y estilos de vida son múltiples, qué duda cabe; sin embargo, lo que quiero apuntar aquí es que, no importando a qué te dediques, tendrás que enfrentarte con el problema que representa la búsqueda de la plenitud personal.
Los años que tengo me han enseñado que la disciplina vale más que el talento, que la persistencia y el compromiso son dos poderosas herramientas que debemos aprender a usar desde que somos jóvenes y, quizás lo más importante, que el trabajo en equipo y el desarrollo de redes es mucho más importante que cualquier genialidad encarnada en un individuo. Sin estas premisas me parece que sería imposible alcanzar esa realización de la que he hablado en estas pocas palabras.
En el mundo del Internet se vuelven más palpables estas realidades, pues no se puede adquirir visibilidad sin que medie un esfuerzo sostenido y prolongado; aún más, la mayoría del trabajo que se realiza en la red se hace en el subsuelo, lejos de los reflectores, en el total anonimato y eso, tú me entenderás, es algo que puede resultar molesto para quien busca el protagonismo. Bien visto, trabajar en Internet es una importante lección de humildad y compromiso.
Me despido no sin desearte, como siempre, que tengas un excelente día.

Dr. Álex Ramírez- Arballo es profesor en Penn State University. Es un apasionado de la tecnología, la filosofía, los negocios en internet y afronta todo esto desde una perspectiva humanista. Publica diariamente en su sitio:www.orbired.com





































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