Cristo nuestro modelo
Lectura Bíblica: (Filipenses 2,5-9) Haya, pues, entre ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús, el cual, existiendo en semejanza de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose semejante a los hombres; y hallado en Su porte exterior como hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre. (Filipenses 2,12-13) Por tanto, amados míos, como siempre han obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, lleven a cabo su salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en ustedes realiza así el querer como el hacer, por Su buen placer.
En La carta de San Pablo a los santos en Filipos San Pablo presenta a Cristo como nuestro modelo. Este modelo no es sólo objetivo, sino también subjetivo. Cristo estableció un modelo para nosotros mediante Su vivir humano en la tierra, y ahora nosotros debemos seguir sus pisadas. Sin embargo, debemos preguntarnos dónde está Cristo, nuestro modelo. ¿Está Él en los cielos, o en nosotros? El versículo 9 muestra claramente que Dios exaltó a Cristo a lo sumo. Por tanto, es evidente que este Cristo, quien es nuestro modelo, está en los cielos. Pero esto corresponde solamente al aspecto objetivo, pues si Cristo sólo estuviera en el tercer cielo, ¿cómo podríamos tomarlo como nuestro modelo hoy en día? Sería imposible.
Por consiguiente, si hemos de tomar a Cristo como nuestro modelo, este modelo también debe sernos subjetivo. En Filipenses capitulo 2, San Pablo no nos exhorta a que tomemos al Cristo objetivo como nuestro modelo y tratemos de imitarlo. Sin embargo, esto es lo que sugieren algunos libros evangélicos ” Cristo requiere ser imitado” . Tratar de imitar a Cristo de esta manera es semejante a un mono que trata de vivir como hombre. No debemos tomar los versículos del 5 al 8 fuera de su contexto. Si los estudiamos en su contexto, veremos que el modelo es nuestra salvación, y que a su vez, esta salvación es Dios mismo quien opera en nosotros, a fin de salvarnos de modo práctico. Por nosotros mismos no podemos llevar a cabo nuestra salvación, pero Aquel que produce en nosotros tanto el querer, como el hacer, sí puede. Nuestra única responsabilidad es cooperar con Él, y cuando cooperamos con el Dios que opera en nosotros, tomamos a Cristo como nuestro modelo.
La conjunción “porque” al principio del versículo 13 demuestra que el hecho de que Dios opere en nosotros está relacionado con la salvación que debemos llevar a cabo con temor y temblor. Dios es quien realiza en nosotros el querer como el hacer, por su buen placer; sin duda, la obra que Él realiza en el versículo 13, tiene que ver con el mandato del versículo 12, de llevar a cabo nuestra salvación. Tal vez confesemos que no somos capaces de llevar a cabo nuestra salvación, lo cual es cierto; por nosotros mismos no podemos, pero Dios, quien opera en nosotros, sí puede. El hecho de que Él realiza en nosotros tanto el querer como el hacer, indica que sí podemos llevar a cabo nuestra salvación. Lo dicho por San Pablo acerca de que Dios opera en nosotros, también comprueba que el modelo es tanto subjetivo como objetivo. Desde el punto de vista doctrinal, es objetivo; pero desde el ángulo de la experiencia, es muy subjetivo.
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