¿Está en la cárcel? Salga de su zona de confort
Hace algunos meses hablábamos en uno de nuestros artículossobre la “zona de confort” que cada uno de nosotros tiene, y alrededor de la cual giran nuestras acciones. En el tanto nuestras actividades y proyectos giren alrededor de ella, no podremos desenvolvemos con gran motivación y libertad.
En el título de este artículo, comparo dicha “zona” con una cárcel, la cual podría estarle poniendo límites a nuestras acciones para proyectarnos a alcanzar metas y objetivos que nos ayuden en nuestro desarrollo personal, familiar, social, laboral y económico. De hecho, a algunos se nos hace muy difícil salirnos aunque sea por un momento de nuestra “zona de confort”.
¿Será que somos débiles, pusilánimes, o hasta cobardes para no salirnos de esta zona y lanzarnos a la búsqueda de nuestra felicidad, libertad y prosperidad. No, no es eso lo que pretendo decir con estas afirmaciones, pero ¿no podremos hacer un esfuerzo mayor para salirnos de estos límites que perjudican nuestra existencia?
Haga un ejercicio. Imagínese que su zona de confort es semejante a estar encerrado en un lugar del cual usted no puede salir ya que no tiene las llaves. Usted necesita salir con urgencia para atender asuntos familiares muy importantes para usted y su familia. Busca por todos los medios salir y, en cada intento se encuentra con obstáculos, hasta que en su intensa búsqueda ¡zas! Alguien olvidó cubrir un agujero en el que, con dificultad, usted puede salir. Su esperanza se renueva y no espera más, a costo de maltratar su cuerpo, usted pone todas sus fuerzas en el empeño y, sí, lo logró; ha salido de aquel encierro que le impedía cumplir con sus obligaciones. Su alegría es inmensa y no espera más, corre a cumplir con sus compromisos; claro, lo tiene bien merecido porque ha sorteado todos los obstáculos a precio de duro esfuerzo y ha logrado salirse de los límites que lo mantenían cautivo.
Ahora, haga de ese ejercicio mental e hipotético, uno real. Haga todos los esfuerzos y ponga todo su empeño y sálgase de su “zona de confort”. Recobrará la confianza, su autoestima crecerá y sus acciones se dirigirán a buscar su prosperidad y su felicidad, así como la de los seres queridos, porque podrá ver más allá de las “paredes” de su “zona de confort”.
Esa es la libertad tanto anhelada por todos y que, cuando vemos paredes que nos rodean, muchas veces se entra en un estado de letargo del que no se puede salir. El famoso sicólogo norteamericano Abraham Maslow, quien nació a principios del Siglo XX, escribió sobre las necesidades del ser humano y las describió en lo que se conoce como la Pirámide de Maslow. En ella, Maslow presenta una pirámide en las que describe las necesidades del ser humano de forma jerarquizada, comenzando por las necesidades de supervivencia hasta las más elevadas de autorrealización. Estas necesidades de supervivencia fue lo que Abraham Maslow llamó necesidades fisiológicas, referidas a cubrir las necesidades físicas y fisiológicas básicas.
Cuando hacemos un análisis de las teorías de Maslow y la condición de muchas personas a nuestro alrededor, nos percatamos que, muchas de ellas hicieron del primer escalón de la pirámide, su zona de confort y quedaron encerrados dentro de sus paredes, sin satisfacer las demás necesidades propias del ser humano, según lo entendió este sicólogo y que, además, vemos todos los días materializarse en muchas personas alrededor nuestro que han alcanzado del último escalón de la pirámide y hoy disfrutan de libertad, prosperidad y felicidad. ¿Usted en cual escalón está? ¿Si está en el escalón más bajo, no desearía seguir escalando hasta el último de la pirámide?
Libérese de la cárcel de su zona de confort y, entonces, entenderá porque usted fue elegido para formar parte de este maravilloso universo. Yo lo he hecho y siento pasión por la vida, cada día me siento motivado a buscar mi superación y la de los que me rodean. Me siento motivado a motivar a otras personas, como lo estoy haciendo con usted y lo hago con mis colaboradores, con mis estudiantes, con mis amigos y con mi familia. Realmente creo en esto y por eso se lo transmito a usted. Espero lo crea como lo creo yo.
Haga este ejercicio. Pregúntese, lo que estoy haciendo en mi vida y con mi vida, ¿es para lo que he sido puesto en esta tierra? Pregúntese, también ¿Debo y puedo hacer más?. Refuerce este ejercicio, buscando un modelo de inspiración, en aquellas personas que usted admira, porque han logrado liberarse de las paredes que los encerraban y hoy por hoy son personas positivas, felices y prósperas. Si, al leer este artículo siente que usted ha roto las barreras y ha logrado salir de la “cárcel”, comparta ese sentimiento con otras personas y comparta también este artículo.
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