Las redes del ego
Tengo que empezar diciendo que escribo estas palabras tratando de no señalar a nadie, de no ofender a nadie, ni mucho menos de proponerme como el poseedor de la verdad; es sólo que reacciono a una realidad que se me presenta evidente, es todo.
Las llamadas redes sociales deberían titularse las redes del ego. Sí, así es: cada uno de los usuarios de estas maravillosas herramientas que la tecnología nos provee parece enfrascado en una carrera sinsentido por llamar la atención de los demás, olvidándose que la atención no se entrega, se otorga.
Desde mi punto de vista, el Internet se encuentra lleno de emisores ansiosos que desean a toda costa convertirse en el centro de las miradas y derivar de ello el gozo del ego o algún beneficio económico. No hay nada nuevo bajo el sol, es verdad, a donde quiera que uno voltee en el mundo offline encontraría sin mucha dificultad personas que buscan precisamente eso mismo. Sin embargo, ¿acaso no resulta evidente para todo mundo que la obsesión y la compulsión protagonista no son buenas herramientas en manos de aquél que quisiera desarrollar una marca personal?
Te hago una pregunta y espero que contestes con franqueza: ¿cuándo fue la última vez que dejaste un comentario en algún blog y que, además, le diste seguimiento? Si puedes recordar la fecha, el nombre de la persona y el tópico tratado, te felicito, vas por buen camino.
Las relaciones sociales en Internet deben humanizarse y deben, sobre todo, equilibrarse; no puedes aspirar a que la gente te ponga atención cuando tú no estás dispuesto a ofrecerla primero. Propongo entonces un procedimiento de mercadeo cálido, de preocupación sincera por el interlocutor y de tantos oídos como bocas existan.
Una amiga mía, sicóloga y experta en la conducta de la negociación, me dijo un día: “En una entrevista de trabajo deja que tu entrevistador hable más que tú porque las personas tendemos a recordar como buenas charlas aquéllas en las que acaparamos el micrófono”; si en una entrevista de trabajo esto funciona no veo por qué no podría funcionar en el mundo de relaciones que se entretejen en la maraña virtual. En otras palabras, abre los oídos y cierra la boca, te hará bien.
Te deseo, como siempre, un excelente día.

Dr. Álex Ramírez- Arballo es profesor en Penn State University. Es un apasionado de la tecnología, la filosofía, los negocios en internet y afronta todo esto desde una perspectiva humanista. Publica diariamente en su sitio:www.orbired.com





































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