Forma parte del mundo de las mujeres emprendedoras
En palabras del Premio Nobel de la Paz 2006, el economista Muhammad Yunus, “la crisis no hubiera tenido lugar si el mundo financiero estuviera dominado por mujeres en lugar de hombres. Ellas son mucho más cautelosas y no hubieran asumido tanto riesgo hasta colapsar el sistema”. Quizás se trate de palabras muy fuertes y aseveraciones que más de un hombre (y una mujer) creerán ciertas, pero viniendo de la boca de este economista y profesor no son poca cosa.
Cuando hablamos de “mujeres emprendedoras” nos referimos a aquellas mujeres que sin quererlo resultan ser máquinas generadoras de ideas innovadoras que además tienen la fuerza necesaria para sacar adelante no sólo a su familia sino también a la empresa que decidan formar. Claro que por ser mujeres ellas también suelen ocupar otros roles que seguramente están por encima del rol de “empresaria” como ser madres, hijas, esposas, amigas. Estas mujeres son inteligentes, no tienen miedo a lanzarse al mundo globalizado en el que vivimos y han decidido emprender sus propios negocios sin ser quizá del todo concientes sobre la gran transformación que han logrado dentro del mundo de los negocios.
Toda corporación necesitará, hoy día, de una mujer influyente que traiga el equilibrio que sólo una mujer podrá lograr. Por esta razón es que cada vez son más las profesionales con cargos jerárquicos dentro de organizaciones empresariales de gran tamaño a nivel internacional. Se dice que las mujeres han desarrollado capacidades importantes que, al ser aplicadas a los negocios, representan factores de éxito.
En principio, podemos decir que las mujeres cuentan con el don de la negociación, una cualidad que seguramente deriva de su carisma y de la resistencia a la adversidad que pueden oponer al momento de lograr sus objetivos: no verás a una mujer desanimándose fácilmente ante una negativa sino que seguramente la verás buscando alternativas y proponiendo nuevas ideas asociadas a sus deseos originales.
Las mujeres tienden a ser excelentes comunicadores y esto les permite, en muchos casos, ser mejores vendedoras de ideas, de productos y de proyectos. Quizás esto se deba a que son mucho más carismáticas que los hombres, y que jamás se rinden con facilidad. Sumado a esto, sabemos que las mujeres son trabajadoras incansables tanto en su hogar como en la oficina. Si bien no se trata se seres invencibles, en más de una oportunidad demuestran un nivel de fortaleza claramente superior a los hombres que les permite trabajar sin respiro hasta lograr sus objetivos.
Cuando llega el momento de tomar decisiones, las mujeres tenderán naturalmente al análisis y la introspección, y esto derivará en un acercamiento mucho más profundo a los conflictos y a las posibles soluciones. Está demostrado que las mujeres asumen menos riesgos que los hombres, quienes normalmente intentan sobrepasar los límites impuestos sin pensar en las consecuencias directas de sus acciones con un pensamiento analítico digno solamente de las mujeres.
No podemos olvidar la capacidad de administración derivada de su forma de ser muchas veces detallista y minuciosa que les permite administrar no solo la economía de una familia, sino también llevar adelante el presupuesto de una empresa. De más está decir que esta cualidad es claramente valiosa para cualquier compañía.
Por todas estas razones ya estamos en condiciones de afirmar que ha nacido una nueva raza de mujeres y que no pasará mucho tiempo antes de que todo el mundo pueda reconocerlas entre la multitud. Se trata de las mujeres emprendedoras, aquellas trabajadoras incansables que caminan con catalogos de ropa interior y lenceria mayorista bajo el brazo, con un Blackberry que no para de sonar dentro de su cartera y con una carpeta donde plasmarán miles de ideas a lo largo de su carrera profesional.

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