Piensa Primero por tu Propia Cuenta
El hombre no es el único ser social sobre la tierra. Otras especies tienen una marcada tendencia a congregarse. Así podemos ver a las hormigas, a las abejas, a los lobos cuando cazan, etc. Gracias a la asociación con otros individuos es que pueden lograrse resultados fuera del alcance de uno solo. Y eso también es cierto para el hombre, también es cierto para ti y cada uno de nosotros.
Contar con la colaboración de otros es de una ayuda extraordinaria. No importa la empresa que quieras ejecutar o el proyecto. Si alguien más puede ayudarte y dar ideas podrás avanzar con más impulso y obtener resultados superiores.
Es eso lo que hacemos constantemente tal vez sin saberlo. Cuando leemos la prensa, cuando estudiamos un libro escrito por otra persona, lo hacemos. En esos momentos estamos utilizando los servicios y la colaboración de otros. Estamos poniendo sus ideas, con suerte valiosas, en función de nuestros proyectos. Estamos captando y haciendo uso de sus elaboraciones intelectuales. Ellos están colaborando con nosotros.
¿Qué sería de nosotros si no pudiéramos contar con los servicios de otros? Es incalculable lo que le debemos a las ideas de otros. En definitiva son las que nos han formado hasta el momento de contar con las nuestras.
Cuando no encontramos salida a algo, cuando estamos en aprietos; enseguida echamos mano a un libro. También buscamos las ideas de otros en Internet. O puede ser que le pidamos consejos a un profesional o simplemente a un amigo en dependencia de la cuestión.
La necesidad de obtener asistencia de otros e ideas ajenas (si es que hay que aceptar que las ideas tengan dueño) es cada vez mayor. Ya pasaron los tiempos de aquellos científicos solitarios. Esos que lograron grandes aportes a la cultura de la humanidad laborando prácticamente solos. Hoy ya eso es imposible, son demasiado grandes los retos de la ciencia. Ahora se impone en dondequiera el trabajo en equipo.
Pero apoyarse en los servicios intelectuales de otras personas tiene un riesgo. Puede ser que nos haga incapaces de desarrollar nuestro pensamiento en todo su esplendor. Con tal de ahorrar tiempo y esfuerzo muchas veces estamos dispuestos a correr ese riesgo. Y posiblemente nuestras propias ideas queden aplastadas por las ideas de otros aún antes de ser concebidas. Eso no deja de ser lamentable.
Pero no importa, hay una posible solución. Puedes seguir usando la asistencia y el talento de otros sin tener que aplastar tu propio talento. Basta conocer que los seres humanos tienen tendencia a quedarse con la primera de las soluciones. Cuando alguien encuentra una solución para un problema haya dificultad para hallar una segunda.
Eso es lo que nos pasa, cuando conocemos la solución dada por otra persona a una duda que tenemos luego nos cuesta encontrar una respuesta propia. La mente se resiste a seguirse esforzando cuando ya posee una respuesta, no importa si es la de otra persona. Y así el pensamiento se vuelve inepto, incapaz de arribar a una propuesta creativa por sí mismo.
La forma para combatir esto es muy simple. De vez en vez, cuando tengas que resolver alguna cuestión puedes aplicar este método. No te apresures a buscar la respuesta de un libro, no preguntes a nadie, no pidas consejo. Al menos no lo hagas a la primera. Antes de eso trata de responderte tú mismo la interrogante. Halla una solución propia sin importar la calidad que tenga. Y solo después busca qué contestación dieron otros. De ese modo garantizas no quedarte solo con la propuesta de otras personas y desarrollas tu creatividad. Hazlo y en vez de una idea tendrás el doble de ellas.
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