Imposible ser Feliz persiguiendo la Felicidad
Es típico preguntarse alguna vez cuál es el sentido de la vida. Y para esa pregunta hay incontable cantidad de respuestas. Aunque una de las más comunes tal vez sea afirmar que el sentido de la vida es alcanzar la felicidad.
Para eso es que muchos viven, se esfuerzan en la búsqueda de la felicidad. Se esmeran tanto en esa aventura como los alquimistas detrás de la piedra filosofal. ¿Y quieres saber cómo les va? No logran ser felices.
Estamos ante una paradoja. La gente más ocupada en alcanzar la dicha no puede alcanzarla. Y otros que están ocupados en otras cuestiones la obtienen a cada paso. Tal vez pudiera ser otra de las tantas injusticias de este mundo. Pero no es tal cosa, en realidad tiene una explicación muy sencilla.
Para los buscadores de la felicidad, alcanzarla es su sueño más preciado. Es el objetivo vital, a lo que dedican más tiempo y energía. Pero increíblemente no se dan cuenta de una cuestión crucial. Y es que alguien tan centrado en un solo propósito, como ellos, solo es feliz si logra alcanzarlo. O sea, en el caso de estas personas solo serían felices si logran alcanzar la felicidad. Pero solo alcanzarán la felicidad cuando logren ser felices. ¡Un absurdo total!
Actuando así lo único que se consigue es el estancamiento en la misma infelicidad. Y es que no es posible ni lógico proponerse como objetivo de la vida alcanzar la felicidad. Porque eso es un propósito vacío, no tiene ningún contenido, es algo puramente abstracto.
Las personas logran ser felices como consecuencia de vivir. Y vivir significa plantearse proyectos concretos y luchar por ellos. A la par que se disfruta alcanzando cada pequeña meta del camino. También se es feliz mientras se aprende, cuando se logra ayudar a los otros. Se es dichoso cuando se ama, y no solo cuando se es amado. También ocurre cuando se disfruta de las diminutas cosas interesantes y bellas de este mundo. Se es feliz con nuestros amigos, con los niños, con nuestros hijos, con nuestra familia. Así como también podemos compartir la buenaventura de otros y alegrarnos por el progreso de nuestra civilización.
Y así por el estilo, hay infinitud de motivos para sentir satisfacción. Y que quede claro que no es la felicidad un éxtasis permanente que desconoce el infortunio. No, la felicidad es más bien un trasfondo de satisfacción personal. Sin importar que a veces estemos tristes o sintamos dolor por algo específico, podemos estar aun así felices.
Por lo tanto, olvidemos a la felicidad como un proyecto de vida. En su lugar hagamos que nuestros objetivos persigan algo más tangible. Y ya veremos como la felicidad no es más que la consecuencia de una existencia productiva y armoniosa.
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Alejandro Capdevila





































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