Los factores y mitos de la Felicidad
La felicidad es una condición a la que se llega por diversos caminos. Cada persona puede demostrarnos uno nuevo. Lo que ofrece mayores problemas no es reconocer estas formas. Lo más escabroso para mucha gente es darse cuenta de aquellas cosas que no son un boleto seguro a la felicidad. Por lo que resultaría provechoso desmitificar los supuestos factores para alcanzarla.
El matrimonio no hace a la gente más feliz. Es fácil darse cuenta por la frecuencia tan alta de divorcios. Y aparejado a ellos todo el resentimiento que queda en los miembros de la pareja. Sin mencionar la desfavorable repercusión en los miembros más jóvenes de la familia. Como si fuera poco, el hecho de que el divorcio no ocurra no quiere decir que los esposos sean felices. Puede ser que todo lo contrario, sean más desdichados.
La amistad no hace a la gente más feliz. Entre los amigos aparecen suficientes situaciones desagradables como para demostrarlo. Entre los amigos hay celos, traiciones y olvidos. Además también hay gran cantidad de pequeñas discusiones y diferencias que generan malestar cotidiano.
La belleza no hace a la gente más feliz. Cualquiera de nosotros conoce a personas atractivas muy infelices. Algunas, especialmente mujeres, terminan quitándose la vida. En cambio, entre la gente poco atractiva abundan los bienaventurados.
Tampoco la edad o las creencias religiosas determinan la felicidad. Ya que hay personas felices e infelices de cualquier edad y con inclinación religiosa o no.
Si la genética fuera un factor de la felicidad veríamos a todos los miembros de una familia dichosos o infortunados. Eso no ocurre y entre los parientes encontramos personas en ambas condiciones. Y lo que es más, no siempre son los mismos debido a que la felicidad no es un estado inmutable como muchos pretenden ver. Una persona puede pasar feliz una etapa de su vida y la siguiente no.
En cuanto a la caridad no podemos estar seguros. Ciertamente hay personas que se satisfacen haciendo el bien. Otras en cambio, sufren cuando tienen que dar parte de sus bienes a los menos afortunados.
La inteligencia tampoco garantiza la felicidad. Entre la gente talentosa hay una gran cantidad de trastornados mentales. Y muchos de ellos no son para nada felices. Por cierto, muchos individuos con un coeficiente intelectual alto se comportan como inadaptados la mayor parte de sus vidas.
Y por último tenemos el dinero. Si la buena situación económica garantizara la felicidad otra cosa fuera. No veríamos entre la gente rica tantos alcohólicos y drogadictos. Tampoco tantos escándalos ni corrupción. Ni habría tanta gente acomodada asistiendo a sesiones de psicoterapia. Y, desde luego, tampoco el suicidio sería fácil de encontrar.
Pero eso no es lo que pasa en la realidad. Más bien entre ellos es común un nuevo tipo de infelicidad relacionada con el temor a perder su posición y privilegios. Algunos de ellos viven en una preocupación obsesiva por la competencia y la obtención de mayores ganancias.
Pero lo que nadie puede negar es que hay matrimonios, amigos, ricos, talentos, bellos y religiosos que son felices. Incluso se da el caso en que esas condiciones pueden favorecer indirectamente la felicidad. Pero rara vez lo hacen directamente y mucho menos la determinan.
Lo que sí es más probable es que las relaciones humanas armoniosas la favorezcan. No importa si son relaciones matrimoniales o de amistad. También ayuda directamente a la felicidad el sentirse querido o aceptado, el haber cumplido cabalmente con lo que se considera un deber y el poder alcanzar los sueños largamente anhelados.
Otras Lecturas Recomendadas:
Tus Oportunidades de Ganar Dinero con Internet
Sutilezas para Excitar Mujeres
Técnicas Psicológicas de Defensa Personal (I)
Para Recordar Mejor lo Estudiado

Alejandro Capdevila





































Registro automático