Aumenta la deserción escolar: La repitencia escolar no sirve
Muy seguramente, en este momento, muchos docentes y estudiantes ya saben que van mal o bien en las calificaciones con que se evalúa el rendimiento académico de los estudiantes.
Una publicación del diario
El Tiempo el jueves anterior sobre la repitencia escolar en los países donde los estudiantes presentaron la prueba internacional PISA del año 2009, suministra datos sobre los alumnos que dicen haber repetido por lo menos un grado y la incidencia que tal situación ha tenido en los resultados de las pruebas en Matemáticas, Lenguaje y Ciencias.
En Colombia, un 33.9 por ciento de los estudiantes de 15 años o más han repetido grados, situación totalmente opuesta a las de Finlandia, Islandia, Eslovenia, Reino Unido, Croacia y Taipei, donde los estudiantes no han repetido grados. Queda el consuelo de que en Brasil un 40.1 por ciento ha repetido cursos, pero el dato colombiano nos ubica por encima del promedio del 13 por ciento entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, que efectúa estas pruebas.
Es que en Colombia por lo menos el 3.1 por ciento de los estudiantes repiten años o grados (2008) y en Ibagué el dos por ciento. Más allá de las cifras, es pertinente analizar situaciones que tienen que ver con la repitencia escolar. A mí me gusta el título de un programa de la Unicef que se titula "Todos pueden aprender" y, en un documento publicado en el año 2007, con el título "Propuestas para superar el fracaso escolar", dice, entre signos de admiración, "¡la repetición no sirve!". Comparto estas expresiones.
De nada o poco sirve hacer repetir un año escolar o grado a un estudiante y, en consecuencia, debe evitarse la reprobación o pérdida del año escolar de los estudiantes. Porque la reprobación de grados genera dos fenómenos graves de ineficiencia interna en el sistema escolar: la deserción y la repetición. Ambas tienen consecuencias psicológicas, sociales y económicas en las familias, los estudiantes y los municipios o departamentos.
"La repitencia en los primeros años predice el doble de probabilidad de abandonar la escuela secundaria, sin completarla. Trabajar intensamente en la disminución de la repitencia y el abandono escolar (deserción) es equivalente a trabajar por la mejora de oportunidades educativas de los más pobres", dice el documento de la Unicef, escrito por Farías, Kit, Fiol y Melgar. La reprobación y la repetición generalmente es una decisión que está en manos del docente, porque es él quien califica, evalúa y define la promoción y repitencia del estudiante.
Pero no se le puede endilgar toda la culpa al docente o al estudiante. El sistema escolar también tiene sus responsabilidades cuando expide las normas correspondientes. "La repitencia no es una falla del alumno; eso es culpabilizar a la víctima. La falla es del sistema, que no está pensado para el aprendizaje ni para adecuarse a las necesidades de la diferencia del alumno pobre, rico, niño, niña, rural y urbano", dicen las autoras.
La decisión de reprobar o hacer repetir un grado a un estudiante surge de una suposición de que si se hace repetir el año se asegura más y mejores aprendizajes. "Por el contrario, junto con la pobreza, la repetición aparece como el primer paso hacia, y el mejor predictor de la deserción escolar" (p.28).
En síntesis, si la repetición es ineficaz para el logro de mejores aprendizajes, si produce bajas expectativas sobre el futuro de los estudiantes y afecta la autoestima, genera bajo rendimiento académico en éstos, y administrativa y financieramente significa un "desperdicio de recursos"; lo mejor es que se opte por estrategias dirigidas a disminuir la reprobación y la repitencia.
Tomado de: Luis E. Chamorro R.

Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com





































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