Fantasmas en la 'Casa Cuna' de Cádiz... ¿Leyenda o realidad?
Cambiando un poco de temática respecto al estudio de la Ufología, vayamos a conocer una de las mayores “leyendas” actuales en Cádiz. Para algunos, la palabra “leyenda” no será la idónea, pues muchas personas han sentido en este caso que el “mito”, la “leyenda” y el “cuento” no existe. Estas personas han podido percatar en su piel el verdadero miedo, y lo más importante, la realidad, la pura realidad.
Nos situamos en el 18 de agosto de 1947 (muy cercano al primer avistamiento ovni famoso, por parte de Kenneth Arnold). Ese día iba a ser una auténtica masacre en toda la ciudad gaditana, con muchísimos heridos y grandes destrozos. Debido a una explosión de material inflamable a razón del tremendo calor en el que se encontraba Cádiz, se produjo una tremenda explosión en los Astilleros, que incluso pudo oírse en otras ciudades de Andalucía.
El desastre fue total. Y más cuando, como de costumbre, el Gobierno se inventa que sólo murieron alrededor de 150 personas y 5.000 heridos. A través de investigaciones posteriores se ha descubierto que en aquel tiempo se produjeron más fallecimientos y más heridos. Pero, como de costumbre, el interés y el poder van de la mano.
La gran explosión se llevó por delante al barrio de San Severiano, Astilleros, la Escuela de Torpedistas y la ‘Casa Cuna’.
Ésta última, como dije anteriormente, es muy conocida por Cádiz y por el resto del mundo. Tanto que Cuarto Milenio, programa muy conocido en la sociedad actual, presentado y dirigido por Íker Jiménez, hizo un reportaje sobre ‘La Casa Cuna’.
Pero, ¿es de verdad un “edificio encantado”, o simplemente es imaginación? Como en la mayoría de fenómenos paranormales, al no estar científicamente comprobado, hay que confiar en los testimonios de las personas para que creer o no, a no ser que uno mismo haya tenido experiencias propias. El caso es que, en ‘La Casa Cuna’, se ha visto y oído de todo un poco durante este tiempo.
Pero vayamos por partes. ‘La Casa Cuna’ fue fundada en 1621. Su función era la de acoger a niños recién nacidos llevados por sus madres, ya que no podían sacarlos adelante por cuestiones económicas o, simplemente, por desamor. Estos niños eran educados por monjas, enfermeras y niñeras.
Todo esto fue muy bien durante muchísimos años, hasta que la explosión demolió el hospicio. En los momentos de la explosión, se encontraban numerosos niños dormidos bajo la manutención de las monjas.
Después de la explosión se lograron conseguir algunos cuerpos, otros no se identificaron debido a su destrozo y, por último, hubo algunos cuerpos que ni si quiera se encontraron. Se demolieron enteramente los restos del edificio y comenzó la nueva era del lugar. Así, se construyó la escuela “Institución Generalísimo Franco”, la que actualmente se denomina “Institución Provincial Gaditana”. La “Institución Generalísimo Franco” era una escuela únicamente para el género femenino, algunas alumnas eran internas, otras sólo iban a la escuela sin vivir en aquella escuela. ‘Casualmente’, las habitaciones de estas niñas internas estaban en la misma posición en las que estaban las habitaciones de ‘La Casa Cuna’. A partir de ahí, empezó todo.
Comenzaron a aparecer todo signo de experiencias extrañas. Muchas de las alumnas de allí comentaban que experimentaban con sus sentidos llantos de bebés, presencias, niños correteando, sombras, puertas que se cerraban sin procedimiento humano y campanas que sonaban, de nuevo, sin que nadie las tocara. Algunos alumnos también han comentado que veían los espectros de una monja vestida como antiguamente. ¿Para qué mentir si no iban a ganar nada? Además, he tenido testimonios personales de familiares que estuvieron en aquella escuela y han afirmado que allí sí había gato encerrado. Se oían cosas, eso es innegable.
Más tarde, sobre los años 90, el edificio donde se aparecían aquellos fenómenos pasó a ser parte de Radio Onda Litoral. Algunos trabajadores han confirmado que veían por el pasillo a niños correteando a través de los cristales. Cuando miraban por el pasillo directamente, no veían nada. El miedo se apoderaba de ellos, y más sabiendo lo que se había contado sobre ese espacio. Así que hicieron una especie de búsqueda por todo el edificio por si lo que habían visto eran niños de carne y hueso. El resultado de la investigación, como podréis imaginar, fue nulo. Allí no había nadie.
En la actualidad, ya son muchas personas los que han cruzado por el Pabellón Fernando Portillo para entrar a esos pasadizos, donde es posible entrar. El resultado, más por el miedo que por la realidad, ha sido nefasto. Y muchos de estos valientes han dicho notar presencias.
¿Verdad? ¿Imaginación? Sólo lo saben los que han tenido el ‘contacto’ con semejante fenómeno.

No estamos sólos, ni nunca lo hemos estado.

Joé, que imaginación tiene la gente. Yo estuve interna en ese Centro desde el año 1960 al 1968 y jamás vi, ni oí por parte de mis compañeras comentario alguno sobre ruidos extraños, ni extrañas apariciones. De verdad, la gente debe estar bastante aburrida o tener una mente paranóica para imaginar fenómenos de esa clase y encima creérselos. Lo único fuera de lo normal que pasó en aquella época fue la muerte de una niña, Juaquinita Ibañez, pero de ese episodio quien mejor sabe es una monja, que aún vive, y que se llamaba Sor Lourdes.





































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