Cómo lograr un compromiso de nivel superior
Todos tenemos control discrecional sobre una enorme cantidad de tiempo y de energía. Si ponemos un poco más o un poco menos en nuestras tareas cotidianas, seríamos los únicos en saberlo. Y es en esta capacidad discrecional en la que también tenemos una de las mayores ventanas de oportunidades para marcar una diferencia entre un desempeño satisfactorio y un desempeño superior.
El 85% de los empleados afirma poner en su trabajo poca efectividad y poder hacerlo mucho más productivo y el 50% dice hacer lo mínimo indispensable para mantener el empleo.
¿Cómo conseguimos que la gente decida hacer un trabajo formidable? Esta sería la pregunta que quisiera explorar: mediante el control, mediante el poder, mediante el uso de la autoridad formal?
De máxima, podríamos lograr que la gente realice un trabajo en forma satisfactoria pero creo que únicamente van a lograr trabajar en forma sobresaliente quienes así lo decidan en forma libre y solo quien quiera hacer algo que sobresale, una “obra de arte” en su trabajo lo hace porque quiere, nadie logra esto por obligación o movidos por el dinero.
Algo que funciona en este sentido es descubrir continuamente qué aspectos son dignos de aprecio y reconocerlos explícitamente en la gente, desde el que limpia el baño hasta el que va a sacar las fotocopias o el que va a distribuir correspondencia en bancos o en otras entidades.
El aprecio y el reconocimiento sincero producen compromiso, pero no sólo el reconocimiento del logro, ya que con frecuencia los empleados se sienten mucho más apreciados cuando lo que se les reconoce es su dolor, su entrega, su esfuerzo, que cuando se valora un buen desempeño.
Otra estrategia que funciona en este sentido y ya más vinculada al liderazgo es lograr una experiencia compartida de propósitos significativos.
La gente no se compromete con una persona, no se compromete con una empresa, no se compromete con devolver el valor que recibe a través del salario. La gente se compromete a realizar una tarea sobresaliente cuando su corazón está puesto en un propósito al que él mismo le da sentido y significado.
Cuando esto lo logramos, comienza a imperar un sentimiento de pasión, un sentimiento de compromiso personal irrenunciable, y así los empleados que experimentan este propósito significativo van a hacer lo que sea necesario para transferirlo a su comunidad, a sus equipos y así van a mejorar la calidad de los productos o servicios que entregan, la confianza que los clientes tienen hacia esos productos y servicios y la calidad de vida de la comunidad y del ámbito del trabajo, y esto va a derivar en mejores resultados del negocio. Este compromiso con un propósito significativo no es algo fácil de quebrar ni de rendir, ni está expuesto a factores externos ya que el propósito es algo que habita en el corazón de cada uno.

Andrés Ubierna www.andresubierna.com www.puertomanagers.com





































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