Las experiencias compartidas
Cuántas veces hemos escuchado en nuestra infancia decir a nuestros padres que teníamos que aprender de nuestra propia experiencia, pero con el correr del tiempo, cuando nuestros abuelos se sentaban a contar sus anécdotas de juventud nos estaban marcando un camino, estábamos observando como ellos se desenvolvían, y aunque nos cueste creer, las personas viven experiencias semejantes a pesar de que las épocas sean diferentes y la sociedad cambie continuamente, debemos ser conscientes de que la esencia del ser humano no se modifica, los valores, los conocimientos de vida y la experiencia que da transitar por una vida llena de vivencias enriquecedoras hace que las generaciones también puedan apreciar que los buenos comportamientos no se deben perder a través del crecimiento.
Yo disfrutaba cuando los abuelos de mis amistades se sentaban a contarnos cuales eran sus experiencias, como se comportaban las personas en su época, cuáles eran los gustos, y sobre todo, de cómo gozaban con tan pocas cosas que tenían a su alrededor, quizás los mirábamos con cierta picardía porque nosotros si contábamos con muchas más tecnología, comodidad y acceso a cierta información que ellos no tuvieron. Pero más allá de todo eso, escucharlos era un gran placer, porque sus experiencias las contaban con tanta pasión y dedicación que asombraban que tuvieran esa paciencia para sentarse con gente joven y darnos la oportunidad de conocerlos en su verdadera esencia.
A cuantos de nosotros nos ha pasado que en ciertos momentos cuando no sabíamos qué decisión tomar porque la situación que estábamos pasando era algo complicada, buscábamos la ayuda y compresión de alguien mayor porque sabíamos que por la experiencia que tenían de la vida, nos podían orientar y aconsejar cual sería la mejor posición para seguir.
Compartir las experiencias de vida, puede motivar y orientar a otras personas en situaciones similares, sin duda, que nada va a ser igual a lo que vive otra persona, pero si puede marcar ciertos puntos para que se tenga en cuenta cuando se sientan confundidos.
¿No te ha pasado que cuando te sentaste a hablar con amigas o amigos, te veías reflejado por alguna de las situaciones que pasaron? ¿No te has sonreído cuando escuchaste a alguien desconocido contar alguna anécdota y también te sentías identificado? Claro que sí, porque a pesar de que cada persona tiene distintas vivencias, en algún punto nos asemejamos, puede ser en la manera de ver la vida, en algunos sentimientos o quizás en la forma de afrontar las situaciones.
La vida nos demuestra que es importante compartir las experiencias porque nos enriquece en el mismo momento que las estamos contando, ese sentimiento nos permite crecer emocionalmente, abrirnos hacia otras personas es permitirles entrar en nuestro mundo, dejar que otros también puedan ver que más allá del dolor, la depresión, el sufrimiento o la ira, todos podemos después de una caída, levantarnos, sacudirnos el polvo que nos quedó y seguir adelante, tenemos la gran oportunidad de modificarnos, crecer y aprender de que todos pasamos por situaciones complicadas pero en ese proceso, sacamos lo mejor que tenemos para que otros también puedan superarse, y ver que la experiencia es parte de un crecimiento y madurez emocional que puede influir en los demás, busquemos el mejor camino hacia la apertura de nuevos conocimientos y vivencias, que nos enriquezcan como seres humanos en este eterno aprendizaje de vida.
Autora: Ana Varik se especializo en Coaching y motivación personal. Actualmente se dedica al coaching de negocios. Madrid. España.
www.dondeexitos.com
Ana Varik se especializo en Coaching y motivación personal. Actualmente se dedica al coaching de negocios. Madrid. España. www.dondeexitos.com
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