La crisis provocada
¿Cuántos miles de millones de euros hubiéramos ahorrado de haber mantenido la base de la estructura del Estado que había en 1975?
Lamentablemente hay que decir que tantos como para tener una situación económica similar a la de países de primera línea europea. Sólo pensarlo me asalta la ira. Es asqueroso que una pléyade de politiquillos de pacotilla, nos hayan llevado a esta situación de ruina institucional irreversible. Un simple ejercicio mental de multiplicar millones de euros por años transcurridos y número de autonomías, pone los pelos de punta. ¡En manos de quién estamos! Y no me vale que Aznar salga a la palestra anunciando la gran debacle político-económica, porque él pudo hacer mucho más por apuntalar la estabilidad del Estado, que dejó a un lado por sus compromisos con catalanes, vascos y canarios. Dicho eso, cierto es que nada peor que la etapa Rubalcaba-Zapatero, en la que el primero tomó las decisiones importantes, aunque ahora quiera desmarcarse, y el segundo se dedicó a pasear por el mundo su inutilidad, que a fin de cuentas es la nuestra, y a abanderar campañas inútiles, más propias de cantautor con barba de cuatro días, que se tradujeron en veleidades políticas que todos pagamos, como el ministerio de igualdad (con minúsculas), o la alianza de civilizaciones, que consiste en comprensión al moro y leña al cristiano.
Otra pregunta y esta vez no sólo de ámbito español: ¿Dónde está la raíz de la crisis económica que lleva azotándonos desde 2007?
Para responder no hay que profundizar en complicados argumentos macroeconómicos, la óptica adecuada es la base de la economía doméstica, quien gasta más de lo que ingresa y se endeuda para mantener ese nivel, acaba por quebrar y suspender los pagos a sus acreedores. Nos creíamos ricos y la realidad es que ahora somos mucho más pobres, de lo que hubiéramos sido de haber administrado con eficiencia los recursos a nuestra disposición. Ésta fue la irresponsabilidad del individuo, pero también, e incluso en mayor medida, está la de las instituciones financieras que provocaron y alentaron esta conducta.
Al margen de estos argumentos de corte económico, bajo mi punto de vista el auténtico origen de esta crisis radica en la paulatina degradación de los valores que hicieron posible el milagro económico de la España de finales de los 50. Esfuerzo, disciplina, respeto, austeridad, son conceptos que en la actualidad están vacíos de contenido. Y si lo están es responsabilidad de la educación, eso sí muy democrática, que se lleva impartiendo en las aulas, desde que los nenes son considerados microdioses a los que sólo se puede adorar, no educar. Y no quiero obviar la responsabilidad paterna, que en las últimas promociones está infectada por esta nueva cultura que ellos mismos mamaron.
Por último, ¿hay esperanza?, sí claro, pero desgraciadamente no se presenta a las generales, se tiene que conformar con el reducto que sus enemigos, es decir, compañeros de partido, le han dejado, la Comunidad de Madrid.

El sabio puede cambiar de opinón, el necio nunca





































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