Educacion afectivo sexual
La educación afectivo-sexual siempre ha constituido un tema polémico donde parece que nadie se pone de acuerdo a la hora de delegar o asumir responsabilidades en esta tarea.
Según El Informe Sexpol (Revista de Información Sexológica, nº 26, enero-febrero de 1999), un 68% de los adultos de nuestro país considera que la responsabilidad en materia sexual en la infancia la deben asumir principalmente los/as padres/madres. Sólo un 10 % considera que esta tarea debería delegarse a las/os maestros/as y un 11,5 %, a profesionales especializados.
De acuerdo a esta estimación parece evidente pensar que la mayoría de la población opina que los padres/madres están preparados para educar sexualmente a sus hijos, sin embargo, el análisis de la realidad nos indica otra cosa distinta.
Del 68 % inicial, el 53 % piensa que la mejor manera de abordar el tema es respondiendo exclusivamente a lo que se les pregunte, mientras que un modesto pero notable 19 % estima que deben ser los profesores los que aborden el tema en clase.
Estamos de acuerdo en que los padres y las madres deben ser las primeras y más vinculantes referencias en los primeros años de vida del niño/a, pero hemos de hacernos las siguientes preguntas si queremos ser fieles a la realidad:
-¿Los/las padres/madres están lo suficientemente preparados/as cómo para asumir esta tarea a lo largo de toda la evolución del hijo/a?
-Por el particular rol que desempeñan ¿podrán establecer una verdadera y sincera relación de confianza con sus hijos/as para que les hablen de sus interrogantes, miedos y vivencias?
-¿Responden abiertamente a las vergonzosas preguntas de los hijos adolescentes?
-¿Preguntarán todos? Y aquellos más callados y tímidos, ¿se atreverán a preguntar a sus mayores?, ¿significará eso que lo saben todo? ¿Se atreverán a responder a todas sus interrogantes?
-¿Cómo abordarán las consultas de índole sexual que planteen?, ¿serán sinceros o sus respuestas se verán mediatizadas porque las preguntas de los hijos pueden hacer referencia a sus propias actitudes, miedos, intenciones, tendencias o inclinaciones sexuales?.
-Si las preguntas son muy específicas ¿sabrán darle la respuesta adecuada?, ¿y si no saben la respuesta?, ¿se asesorarán con algún especialista o se documentarán seriamente?.
Estas interrogantes nos llevan a reflexionar sobre quiénes somos los educadores, qué papel tenemos reservado en esta tarea de la educación sexual, si estamos lo suficientemente preparados, personal y profesionalmente para afrontar esta temática, qué debemos tener claro y superado,... qué formación tenemos al respecto.
Tanto los padres y las madres como el resto de los educadores en general necesitan formarse correctamente para poder convertirse en educadores eficaces. Sin embargo, parece existir una laguna académica y una asignatura pendiente en la formación de nuestra sexualidad. Mucha de la información recibida se reduce a charlas en escuelas de padres, escuelas para la convivencia, programas televisivos...
La mayor parte de nuestra información sexual, por lo menos la más explícita, nos viene dada a través de los medios de comunicación, fundamentalmente programas de TV, especialmente de entretenimiento y reallity show, que aportan una información sesgada básicamente visual acerca de distintos aspectos de la sexualidad, aunque fundamentalmente se trata de hacer hincapié en el morbo a través de reportajes, skechs, videos, charlas, consultorios,... en torno al aspecto más prosaico y biológico de la sexualidad en general.
Parece por tanto evidente tratar de reordenar y primar la formación y maduración de la dimensión sexual de los educadores facilitando una amplia información de recursos a los que poder acudir cuando necesiten asesoramiento, derivar a alguna persona o documentarse sobre algún asunto concreto que requiera de su intervención.
http://educadoressociales.jimdo.com






































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