Sin calidad educativa no hay equidad
Es una realidad que debe enfrentarse con políticas enérgicas. Pues, a pesar de que en los últimos años la cobertura tuvo un incremento sin precedentes, pasando de 24,4% en el 2002 a 37% en el 2010 (1.587.928 estudiantes en educación técnica, tecnológica y universitaria), Colombia se mantiene como uno de los países más inequitativos del continente, expresa el rector Wasserman.
Si la calidad es privada se genera un nivel de inequidad muy grande y doloroso porque la gente puede llegar a prepararse pero no va a competir por las posiciones de liderazgo. Estos puestos serán únicamente para aquellos que sí pueden acceder a la alta calidad. Entonces, es muy importante un equilibrio: hay que abrir cupos para que mucha gente estudie carreras técnicas, tecnológicas y básicas, pero el Estado no puede darse el lujo de no tener una oferta fuerte, amplia, enérgica, de la más alta calidad, para aquellos que tengan las capacidades y quieran hacerlo, aunque no tengan el dinero.
Precisamente, uno de los argumentos para objetar el funcionamiento de IES privadas con ánimo de lucro es evitar que se perpetúen los indicadores de inequidad social. Desde el SUE y Ascún se mencionan casos como el de Estados Unidos, en donde diversas instituciones con ánimo de lucro han sobrestimado las expectativas salariales y laborales de los estudiantes, dejando a miles de personas y familias endeudadas con préstamos altísimos. Y otros, como el de Brasil, en donde la oferta de programas educativos se ha concentrado, dado sus bajos costos, en ciencias sociales y administración, en detrimento de las ingenierías o ciencias básicas.
Recientemente, el Observatorio Laboral en Colombia presentó datos preocupantes que podrían acentuarse con la llegada de estas instituciones.
Entre el 2001 y el 2010 se graduaron 1.634.509 nuevos profesionales. De estos, solo 23.335 estudiaron ciencias básicas (Física, Matemáticas, Geología, Estadística), y otros 26.640 recibieron el título en Agronomía, Veterinaria y afines. Es decir, solo el 3% de los egresados se concentra en áreas que son clave para la economía colombiana y para alcanzar altos niveles de investigación, innovación y desarrollo científico.
En contraste, se registraron 497.782 graduados de Economía, Administración y Contaduría, lo que representa el 30,5% del total.
Autonomía, ¿más de lo mismo?
Para los Rectores, la autonomía universitaria es un aspecto tan importante que incluso presentaron un proyecto de ley estatutaria que, finalmente, fue rechazado por el Gobierno. Y aunque el Men argumenta haber incluido la mayor parte del articulado en el proyecto de reforma a la Ley 30 de Educación Superior, los Rectores insisten en que el principio de autonomía consagrado en el artículo 69 de la Constitución de 1991 solo cobra sentido si se asume la totalidad de la propuesta presentada y no unas cuantas partes.
En este contexto, la reforma gubernamental podría convertirse en "más de lo mismo". La Ley 30 fue elaborada hace 20 años para un país, unas universidades y unos desafíos sociales y económicos muy diferentes a los de hoy, y por eso se requieren cambios profundos. Por esto, las universidades no "cruzarán los brazos" y seguirán mostrando al Gobierno y a la sociedad colombiana la importancia de una reforma que consigne los tres ideales defendidos: financiamiento adecuado para el sector estatal, respeto a la autonomía universitaria y un sistema de educación superior diseñado para alcanzar la equidad social.
Tomado de: César Enrique Herrera De la Hoz

Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com





































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