Juego y ludotecas
Fue en Estados Unidos, en 1934, donde se abrió la primera Ludoteca (las Toy Loan), en la ciudad de Los Angeles, California. Esta copiaba el sistema de una biblioteca de préstamo, pero dejando en lugar de libros, juguetes para utilizarlos en casa. En Europa, la Ludoteca no apareció hasta 1959, en Dinamarca concretamente. Las primeras Ludotecas registradas de las cuales se tiene conocimiento surgen inicialmente como proyectos para atender niños deficientes y como un servicio de préstamo de juguetes. Se trata de las de Estados Unidos, que ya hemos visto, y en Suecia (1963). A partir de entonces, instituciones similares empiezan a instalarse por los cinco continentes, en una gran diversidad de espacios, constituyendo así una posibilidad de respuesta a la necesidad cada vez mayor de rescatar la oportunidad y el derecho a jugar. Las primeras ludotecas, pues, pretendían compensar socialmente a los hijos de las familias menos favorecidas para que pudieran acceder al disfrute de los juguetes. Otras funcionaban como meros espacios para el préstamo de juguetes, sin un proyecto educativo intencional. Con el tiempo, las Ludotecas han ido progresando en calidad de infraestructura, de personal cualificado, de material lúdico y de intenciones educativas, abriéndose incluso a poblaciones de jóvenes y adultos o adaptadas al medio, tales como: - Ludotecas de integración social.
- Ludotecas en programas de desarrollo comunitario.
- Ludotecas en zonas de playas.
- Ludotecas en Casas de Juventud.
- Ludotecas itinerantes, en hospitales, etc. Con la publicación de la Carta de los Derechos del Niño en el 1959, donde se recoge en el punto 7c el derecho del niño al juego, las Ludotecas, junto con la UNESCO, iniciaron un proceso de expansión como espacios facilitadores del juego. En 1960 se lanza la idea de crear Ludotecas a nivel Internacional y van surgiendo así nuevos proyectos en hospitales, cárceles, centros comunitarios escuelas, asociaciones, barcos, etc. Es importante destacar la significación del año 1979, cuando para clausurar el año del niño, se realizó en Bruselas la conferencia sobre «el Derecho al Juego», tema que continúa vigente en cuanto máxima expresión de los derechos de los niños en el ámbito educacional. En Latinoamérica las primeras Ludotecas surgen a partir de década de los 70 con proyectos en Brasil, Uruguay, Perú, Argentina, Cuba, Costa Rica. En Colombia en la década de los 80 ya contaba con algunas experiencias apoyadas por la Flalu y en los 90 dentro del proyecto «una Ludoteca para Ti» apoyada por la OMEP (Québec-Canada) fueron creadas Ludotecas comunitarias. Hoy en día podemos destacar el gran movimiento ludotecario en Francia, España, Gran Bretaña, Australia, Italia y Portugal. El 15 de noviembre de 1980 se inauguró la primera Ludoteca del Estado Español, la Ludoteca «Margarida Bedòs», en los locales de la Asociación de Vecinos de «Les Termes» en Sabadell. Posteriormente, en marzo del 1981, apareció «La Guineu», que se convirtió así en la primera Ludoteca de la ciudad de Barcelona. Posteriormente se extendiendo por todas las Comunidades Autónomas. A partir de aquí, la evolución de las Ludotecas es constante, consolidándose como servicios de educación a través del juego y el juguete, con una personalidad propia que las diferencia de otros centros infantiles y juveniles. Fue desde el Ayuntamiento de Barcelona, y en general desde las diferentes administraciones, que se apostó por la Ludoteca como un espacio de educación en el tiempo libre, incluyéndolas dentro de los programas educativos y sociales. Finalmente, sólo, remarcar la creación en 1992 de la Asociación de Ludotecarias y Ludotecarios de Cataluña (ATZAR).
En el III Congreso Mundial de Ludotecas (1984) se presentó la propuesta de interacción de lo lúdico con la expresión creativa. Este planteamiento pedagógico se constituyó en el aporte latinoamericano al movimiento internacional de Ludotecas. Curiosamente, al tiempo que docentes europeos apreciaban las nuevas experiencias latinoamericanas, había quienes elaboraban proyectos en Latinoamérica adoptando la modalidad de Ludotecas de la posguerra Europea. Posteriormente, la Omep Internacional en su Congreso de 50 aniversario, realizado en Copenhague (1998), replantea la misma temática, con análoga urgencia, dado que continúa siendo la preocupación central de los educadores infantiles. Recientemente (2001) la Asociación Internacional del Juego asumió como su divisa el Derecho del niño al juego, buscando respuestas a las acuciantes preocupaciones socio-educativas. Esta preocupación existía porque la evolución de nuestra sociedad moderna conlleva una organización del diario convivir que ha disminuido el espacio de juegos espontáneos tan vitales para el crecimiento de la niñez, sociedad que además crea dificultades para mantener el núcleo familiar constituido, tan necesario a la regulación de la comprensión intergeneracional. La Ludoteca adquiere en la modernidad un protagonismo especial porque hace que los niños tengan la posibilidad de experimentar innovaciones, de ensayarse en cuanto ser social y creativo, en un mundo donde parece que los niños nacen teniéndolo todo. Las Ludotecas desde una funcionalidad principalmente recreativa están evolucionando para una globalidad educativa, para modalidades de educación integral. Esta es una finalidad que la Educación Formal siempre añoró pero que aún no pudo estructurar, dada su dependencia a la sobre evaluación de los aspectos cognitivos en desmedro de la coordinación psicomotora, de la armonía afectiva y del altruismo social. Durante estos últimos años las Ludotecas, al igual que la conceptuación del juego, se vislumbraron por el contraste con el tiempo «laboral», como un opuesto a lo útil reconocido; pero las diversas formas de Ludotecas han impulsado una importante evolución y ahora son indispensables para una generalidad de niños y jóvenes. Ellas son el lugar de encuentro para una heterogeneidad de niños que, en la magia del impulso lúdico, reúnen el mundo real con la fantasía y así realizan la hazaña de una aventura creativa. Inexorablemente la sociedad continúa avanzando, pero la naturaleza del niño es afín con el impulso lúdico. Las realidades socioculturales han transformado el contexto y significativas experiencias de diversos proyectos han modificado nuestra sensibilidad para orientarnos en las formas y fines que sustentan las Ludotecas. En medio de tantos ensayos había también la preocupación por «compensar» al niño socialmente carente y/o aquellos que se desinteresaban de la escuela. La escolaridad sigue siendo un problema mayor para muchos niños, sobre todo porque el sistema de enseñanza aún no quiso asumir la problemática de la metodología persistiendo en una rutinaria didáctica.
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