¡Estamos en Zona de Peligro!
Ahora el riesgo es para todos los países, independientemente si son ricos o pobres: la crisis económica agarrará parejo. El Banco Mundial ha dicho que la economía mundial entró en “una zona de peligro”. En los últimos tres años, los países en vías de desarrollo eran los que habían experimentado mayor crecimiento, solo hasta este momento porque, según el pronóstico oficial, ya no crecerán. Por otro lado, la mayoría de los países desarrollados están teniendo problemas con sus respectivas deudas internas. Esto ha generado una gran incertidumbre mundial.
El jueves 22 de septiembre cayeron simultáneamente todas las bolsas importantes del mundo, lo cual generó un estado de pánico. El Banco Mundial arremetió contra los encargados de las economías nacionales al no haber tomado medidas desde las primeras señales que se dieron en 2008.
Lo que viene es que la economía mundial quedará estancada y no habrá más fuentes de empleo. Lamentablemente, muchos tenían grandes expectativas para este año y el que viene. Una vez más se prueba que los sistemas económicos no son confiables, y que son propensos a la inestabilidad, afectando a todo el mundo.
Otra vertiente del problema tiene que ver con la falta de líderes mundiales que propongan soluciones viables. Da la impresión de que nadie se quiere hacer responsable de la situación, entorpeciendo más las labores de recuperación. En cada país, los principales partidos políticos, sobre todo en el poder legislativo, son los que tienen que sentarse al diálogo y proponer. También lo tienen que hacer los responsables del gobierno de cada país, máximo los que tienen que ver directamente con la economía. Otra parte de la solución la tienen los dirigentes de los principales bancos comerciales.
Soluciones ya hay algunas, solo que es la falta de acuerdo lo que las ha detenido. Básicamente se resumen en dos: imponer más impuestos o recortar el gasto público. Lo malo es que las dos soluciones tienen su cara política; y los partidos, ni tardos ni perezosos, aprovecharán la situación para hacerse con mayor control del poder. El dilema es que forzosamente tiene que salir afectada una parte: o el pueblo, pagando más impuestos; o el gobierno, obligado a recortar su gasto público. Ambas son consecuencias muy dolorosas.
Y mientras los países desarrollados se ahogan en problemas, arrastran también a los demás. Es cierto que se espera un ligero crecimiento de los países en vías de desarrollo; pero, si la situación permanece, estos empezarán a imitar a los países desarrollados. El panorama empeoraría si disminuyeran las exportaciones de los países desarrollados hacia los subdesarrollados, ya que estos últimos dependen de ellas para sobrevivir, al no producir suficientes bienes para el autoconsumo.
De igual forma, menos inversión significa menos dinero para los países subdesarrollados, que son los que hasta ahora habían mantenido a flote la economía mundial. Recordemos que ellos no tienen el suficiente impulso para salir adelante ellos mismos, sino que sus economías dependen de las importaciones.
Ya no hay ninguna duda: ¡se aproxima otra recesión en el mundo! Empecemos a tomar las medidas necesarias si no queremos sufrir mayores consecuencias.
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