El futuro de nuestros jovenes
Existirá persona alguna, que al ver una tierna manzana en su manzano, y con la idea de que esta madure, para poder disfrutar de ella, opte por cortarla, y guardarla, para que de este modo las inclemencias del tiempo no le afecten?
Estoy seguro que no, al contrario, cuidara de este fruto, hasta que madure, pero dejándolo unido al árbol, ya que el estar expuesto al sol y al agua, asi como a otros factores externos, le permitirán madurar, y ser el fruto que esperamos que sea.
Sin embargo, aquello que no haríamos con esta tierna manzana, lo hacemos de manera constante con nuestros hijos, ocasionando con esto que estemos a punto de crear una generación sin futuro.
Ya que la sobreprotección que actualmente le prodigamos a nuestros hijos, está haciendo de ellos una generación débil, y en nuestro mundo, y ha sido asi desde el inicio, solamente sobreviven (leamos sobresalen) las especies mas fuertes.-
La gran mayoría de nosotros padres, no queremos que nuestros niños-jóvenes, “sufran lo que nosotros sufrimos” no queremos además que carezcan de aquello que nosotros carecimos... Nos hemos acaso, puesto a pensar, que fue precisamente esa “penuria” el factor principal para que estemos en el lugar, posición, etc. En que actualmente nos encontramos,
Hemos analizado acaso, en que el combustible que nos hizo avanzar hasta donde hoy estamos fue precisamente al hambre y los sueños.-
Los jóvenes en la actualidad (una gran mayoría de ellos) no conocen el hambre, y como nos hemos esforzado en darles todo lo que se requiere para que una persona viva cómodamente, hemos eliminado en ellos, la sana ambición de desear algo, y por consiguiente la necesidad de trabajar para conseguirlo, luego, los hemos educado de tal manera que no conocen la disciplina, hemos reducido casi a cero, su nivel de responsabilidad, y desconocen totalmente, el trabajo arduo o constante, son lentos, y en algunos casos están imposibilitados para tomar decisiones, desconocen el significado de la palabra excelencia, por lo que nunca la aplicarían a su vida, por todo esto y mas, jamás podrían trabajar bajo presión.
Debemos reconocer, que los causantes directos de todo esto, somos nosotros, y no nos queda más que aceptar, que únicamente nosotros, podemos enmendar esta situación, ya qué no podemos permitir que la máxima de esta generación sea “hasta donde se pueda, y como salga”
Es común que en mi país (México) cuando le preguntas a un joven que como le va, conteste que “dos tres” esto no debería preocuparnos a menos tomemos en cuenta, que en la escala de calificación, diez es excelente, y cinco es reprobado, entonces a un joven que le va, “dos tres”, no alcanza ni siquiera una calificación de reprobado, es decir: esta reprobado en valores, esta reprobado en su forma de vivir, esta reprobado, en sus sueños, esta reprobado... en su futuro,
Debemos entonces a partir de ya, modificar nuestra obsoleta manera de guiarles.-
Debemos hacerles saber desde pequeños, que en la vida, toda accion por pequeña que sea, tiene una reacción o consecuencia, y que nuestra vida, no es sino tan solo, la suma de las reacciones o consecuencias, de las acciones que realizamos.- Desde muy jóvenes deben aprender, que toda accion mala o equivocada, tendrá una reacción nada agradable, y debemos dejar ( y apoyar para que asi sea) que en la medida de su madures, sean capaces de tomar decisiones, y dejarles también que vivan las consecuencias de dichas decisiones,
Y de ese modo, no necesitaran ser genios para, en el momento de decidir, sepan que es lo que les conviene en la vida.
El objetivo de esta reflexión, no es que.
“Vitamque sub diu et trepidis agat in rebús” (que viva a la intemperie rodeado de peligros, tal como decía Horacio), pero tampoco que vivan en una esfera de cristal, alejado de todo aquello que pudiera moldear su carácter, los japoneses comparan el carácter de los hombres (leamos seres humanos), a los antiguos sables samuráis: Un sable puede ser hermosísimo, dicen, pero si no es templado (pasado por fuego, y agua a bajas temperaturas) será tan solo un articulo de ornato, ya que como arma seria inservible.
Dejemos que nuestros jóvenes, “pasen por agua y fuego”, dejemos que las situaciones propias de su edad (pequeños problemas) forjen su carácter, ya que solamente ante situaciones en las que deban tomar decisiones y aceptar consecuencias podrán madurar, y serán de ese modo personas que tendrán la capacidad de tomar las riendas de su futuro, y nosotros no tendremos temor a que lo hagan.






































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