Verdad
Dante me escribe lo siguiente:
-“Mí querido hermano:
Esto de repente sí es cargoseo, pero… tú sabes que no tengo internet propio y cuando leo o respondo, trato de ganarle al reloj. Pues he releído nuevamente tu mail y… cada vez me quedo más absorto. Muy al margen de nuestras formas de ver el mundo, recuerdo que (creo personalmente) tú mismo me pediste que te haga críticas a ‘Yo opino’, que discrepe, porque ese era el objetivo: difundir, discrepar, opinar, es decir ejercer la libertad plena de opinión y de pensamiento.
Debiste agregar, amigo, para no creérmelo totalmente, que debía ser prudente, que podía criticar, discrepar u opinar, pero… hasta cierto punto. Porque si aquello terminaba no gustándote nada, estando en las antípodas de tus respetables opiniones, pues… terminarías cortando la relación amical. Me dices: “…con la intención de que tu persona olvidara de alguna manera nuestra relación amical”. Repito que respeto tus decisiones. Solamente que me parece terrible que una amistad (porque siempre te sentí un gran amigo, excepcional, incluso pensé que me había sacado la lotería), podía de pronto acabarse ‘porque pensaba diferente’. Andrés, te juro que me suena terrible y recuerdo al señor Fidel Castro encerrando a la gente en inhumanas mazmorras… sólo por no pensar como él. O, al señor George W. Bush, en su momento, masacrando a hombres mujeres y niños y gritando: “¡O están con los Estados Unidos o están contra nosotros!” O sea, también por pensar distinto. Te menciono, a propósito, estos dos nombres, para representar a los dos extremos. Elucubro, hermano (puedo estar equivocándome, ¿eh?) que frente a un señor programa periodístico y televisivo, imaginariamente a tu cargo, pues… serías implacable con el que piense distinto y que, de Presidente de la República, te volverías un dictador y tratarías de eliminar de la faz del territorio a todo aquel que ose tener ideas contrarias a tu régimen.
Bueno, Andrés, no tenía – con todo respeto – ese concepto de la amistad e inmediatamente me viene a la mente el encuentro de Ben-Hur y Mesala, luego de muchos años de no verse, al principio de la película y que desemboca en el rechazo del nuevo gobernador, al descubrir que no solamente su viejo amigo no pensaba como él, sino que se resistía a cambiar de ideología. Y luego el odio con que envía a Hur a las galeras y sacrifica la atracción que sentía desde niño por la hermana del judío y el aprecio hacia su madre y las manda años a pudrirse en escabrosas y terribles celdas.
Te agradezco sí, amigo tu sinceridad al escribirme, pero no dejo de sentir un escalofrío. Te lo dije en uno de mis mails que a mis 66 años, es la primera vez que me pasa, he estado entre gente de todas las tendencias, pero siempre recibí el respeto de todos hacia mis humildes puntos de vista y nadie, nunca nadie me dijo que dejaba de ser mi amigo porque pensaba diferente. Imagínate, que hubiese pasado si yo hubiese tenido una orientación sexual diferente (“Dios los creó hombre y mujer…”), caray, de pronto hubiese sido también víctima de homofobia. Y, a propósito, después de esta experiencia (a la vejez) y, para terminar (disculpándome otra vez, porque sí sé que soy cargoso), recuerdo a dos grandes amigos de nuestra historia contemporánea: el gran Humberto Eco (agnóstico) y su mejor amigo, un obispo católico cuyo nombre no puedo recordar en estos momentos. Sus grandes charlas, sus encuentros y el maravilloso vínculo que sigue juntando sus vidas. Después de esta experiencia, pues ¡admirable!
Ahora sí, nada más, Andrés. Mis saludos a Adriana y que todo sea suerte, salud y éxitos.
Dante.
Pd.- Ah, atendiendo tú gentil ofrecimiento de enviarme los fotovideos en cd. Aquí va mi dirección: Muy agradecido de antemano, amigo”-
A lo que le respondo:
Dante hermano:
A lo mejor el cargoso soy yo. Es verdad que te pedí que opinaras sobre mis ‘Yo opino’ y te estoy muy agradecido, porque me corregiste muchísimo sobre ortografía y gramática. Me diste pautas para poder seguir escribiendo. Me sugeriste que leyera mucho, para poder coger de alguna manera formas y estilos al escribir. Y estoy – como te repito – muy agradecido por eso.
Dante me cuentas que nunca nadie dejó de ser tu amigo por tus pensamientos y posiciones ideológicas; personas que pensaban diferente a ti, nunca tuvieron distanciamiento amical contigo. Pero déjame decirte algo: el verdadero amigo es el que te corrige. El verdadero amigo es el que te hace ver si estas en un error, con mucho cariño y sinceridad. Es por eso que acepté con mucho gusto tus correcciones ortográficas y gramaticales; porque sabía que lo hacías con mucho cariño y aprecio.
Existen algunas nuevas tendencias en los seres humanos que los llevan al error sistemático. Pensar y decir: “este se cree que es dueño de la verdad” Cuando en realidad la verdad no tiene dueño. La verdad es, porque es. Por ejemplo: científicamente está comprobado que la tierra es redonda. Lo es, no porque lo diga yo, o lo digas tú. Lo es, porque es verdad.
Si a alguien se le ocurriera decir, que la tierra es cilíndrica, piramidal, cubica, etc. Estaría en un error. Entonces; tengo dos opciones: o le digo que está en un erro, o, lo dejo en su error. “a mí que me importa lo que piense, que se friegue por torpe”. Si no reconocemos que las verdades absolutas existen, estamos fregados. Tú me cuentas que crees en Dios. …Demuéstrame que Dios existe… ¿Se puede demostrar que Dios existe? Las ciencias filosóficas nos llevan a esta demostración. Pero en el camino del análisis filosófico nos vamos a encontrar con muchas verdades absolutas que tendremos que aceptarlas para llegar a la conclusión que Dios existe, y si no estamos preparados para aceptar esas verdades intermedias, mejor no hagamos el intento.
Mi posición frente a este hecho, es luchar y trabajar para que las verdades absolutas se descubran y acepten, y no porque a mí se me ocurra y quiera que todos piensen como yo. Y si yo tuviera un programa televisivo, mi objetivo sería ese. No dejar que la humanidad viva en el error. Luchar contra el relativismo que nos dice que todo vale, que todo se puede hacer y que todo es respetable. Como cuando se pretende seccionar la realidad del ser humano. El cuerpo está separado de la psique y del espíritu; la sique está separada del cuerpo y del espíritu; el espíritu está separado del cuerpo y la psique. Cuando en realidad el ser Humano es los tres conceptos a la vez. Cuando actúa uno, actúan los otros dos (a no ser que suframos de alguna dolencia)
Dante hermano: mis verdaderos amigos, son los que luchan y trabajan para alcanzar este fin.
Por otro lado, si yo fuera candidato a la presidencia; hablaría siempre con la verdad. Así no salga elegido. No haría lo mismo que hizo nuestro actual presidente; que para pasar a la segunda vuelta, usó un discurso radical para embaucar a toda esa masa electoral ignorante en materia política del sector C y D. para luego, alcanzado este fin – y ya en la segunda vuelta – presentar un discurso más moderado para convencer al sector A y B. y lo consiguió. Pero a base de mentiras. Ahora con este embrollo de las colaboraciones para la campaña, nuestro presidente dice que él ya no tiene nada que ver con el partido Nacionalista. Ya no existe tampoco el partido ‘Gana Perú’. Pero a pesar de todo esto; yo como buen demócrata cristiano, aplaudo este cambio en nuestro presidente. Que en realidad, yo opino, no fue un cambio, más bien fue un engaña muchachos para luego hacer lo que se tenía que hacer por lógica. No detener el crecimiento ni el modelo económico. Esa es la verdad mí querido hermano Dante.
Aunque no lo creas, siento una gran estimación por tu persona. Te considero una persona muy culta. Alguien que en su profesión destaca sobre muchos. Y si alguien me pregunta si conozco a Dante Casanova; yo sabré decir y hablar muy bien de tu persona. No creo merecer el elogio que me haces, cuando dices que te sacaste la lotería por ser mi amigo. Simplemente soy alguien que trata de hacer ver que la verdad – que no es mía ni tuya – existe.
Dante, ya tengo tu dirección. Y en cuanto te llegué el encargo, me lo haces saber, para estar tranquilo al saber que ya lo recibiste. Mucha suerte y saludos.
Andrés Arbulú Martínez
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