Dominancia Canina
La jerarquía y el comportamiento en los perros son muy parecidos a los de los lobos. Éstos tienen un líder, un alfa, que tiene privilegios sobre los demás en cuanto a comida, lugares de descanso, reproducción,…En definitiva, para todo será el primero. Ser líder también conlleva, por supuesto, proteger al resto del grupo, que está formado por individuos de menor rango.
Cuando nuestro perro entre a formar parte de nuestra familia, seguirá este patrón: creará con cada miembro de la nueva manada una relación de dominancia o subordinación.
Esto ya empieza cuando el perro es un cachorro. Debe ocupar, por supuesto, el lugar más bajo en la jerarquía; el problema viene cuando se da cuenta de que su posición respecto a otros es de dominancia. Cuando esto suceda, defenderá su puesto con cierta agresividad cada vez que vea su liderazgo cuestionado.
Esto suele suceder cuando el animal tiene unos dos años. Para eliminar esta agresividad tenemos que realizar una terapia para modificar su conducta.
Premio y Castigo
Estas son tácticas sencillas que usaremos para educar a nuestro perro. Debemos saber qué hay que premiar y qué castigar. Tanto una cosa como la otra deben ser inmediatas, para que el animal lo asocie.
Los premios pueden ser en forma de comida, con palabras cariñosas, con caricias…Aunque, claro, una chuchería sería ideal para él. Siempre es recomendable llegar algunas encima, por un caso de necesidad.
En cuanto al castigo, debe ser intenso, lo bastante para que sepa que ha hecho algo malo, pero ante todo tenemos que evitar los castigos físicos exagerados.
Alimentación
No le debemos dar comida cuando la pida. Debe comer dos o tres veces al día, pero sólo cuando queramos nosotros, y jamás mientras estemos comiendo: así recordará su lugar, y que nosotros vamos primero.
Jugar Adecuadamente
Los cachorros jamás se cansan, siempre tienen ganas de jugar. Con los juegos aprende mucho, como por ejemplo a controlar sus mordiscos. Usan estas actividades para averiguar su lugar con los demás miembros de la manada.
Debemos evitar las competiciones en las que él gane: se creerá el jefe.
La obediencia es la mejor manera de impulsar el liderazgo del dueño, y nos aseguramos de tener el control total sobre el perro. Debemos darle órdenes sencillas como “ven”, “quieto”, “siéntate”,…Es difícil, así que es recomendable hacer sesiones cortas, de unos tres minutos, varias veces al día. Como ya hemos dicho, el aprendizaje se basa en el premio final, de modo que debemos darle una galleta o algo similar para que sepa que lo ha hecho bien. A partir de aquí podéis usar el sistema de “nada es gratis”: por ejemplo, a la hora de darle de comer, primero le ordenáis que se siente, y cuando lo haya hecho le dais su comida.
Ejercicio
Es algo vital para evitar ansiedad en el perro, ya que aumentan los niveles de serotonina y por tanto favorece a la atención y a la obediencia.

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