¿Quién inventó la camiseta?
¿Que quién inventó la camiseta? Esa es una pregunta con trampa que puede llevar a conclusiones equívocas.
Buceando en la Red casi todas las opiniones (porque son eso: opiniones que nadie puede demostrar) coinciden que los soldaditos americanos de la segunda guerra mundial a quienes les picaba todo el cuerpo con las prendas de lana que llevaban bajo el uniforme, descubrieron lo bien que iban sus colegas europeos con una prenda de algodón en forma de T (t-shirt o tee shirt).
Eso dicen. La leyenda en sí (o historia si es que nos la tenemos que creer) tiene su punto romántico.
Viene de antiguo.
También he leído que ya los antiguos egipcios, apañados ellos, ya usaban una prenda por el estilo. Al final lo que uno descubre es que ya está todo inventado y lo único que hacemos es ir reinventando con mayor o menor acierto.
Lo que queda claro es que la camiseta era una prenda escondida, como los calzoncillos. A partir de los años 60 fue cuando empezó a ver la luz (los calzoncillos hemos tardado algo más en enseñarlos). Sólo hay que fijarse en Marlon Brando o James Dean que marcaban sus pectorales bajo una camiseta blanca.
Blanca, porque de colores tampoco se habían descubierto. Y menos aún lo de estamparlas con dibujitos y frases ingeniosas. Esa parece que fue una invención de los grupos rockeros y los políticos, que las utilizaron como arma propagandística de sus respectivas ideologías.
Y llegamos a hoy.
¿Y ahora? Pues ocurre que la gran mayoría sigue la estela de los surrealistas: juntar dos cosas dispares cuya lectura cruzada provoque una sonrisa. Y así surgen las variedades más estrambóticas: camiseta con ecualizador, camiseta fluorescente, camiseta con detector de wi-fi, camiseta con guitarra eléctrica, con música, con abrebotellas,… con lo que quieras.
¡Ah! Y no nos vayamos a olvidar de la camiseta hortera, definición de amplio espectro que tanto puede abarcar los modelos que los orientales se inventan para colocar a los turistas que nos visitan; las camisetas desbarrada mental, con iconos o frases de dudoso gusto, las de bandas urbanas (sin comentarios), las de campañas políticas (ya las comentaré en otra ocasión), y, por supuestísimo, una infinita colección de camisetas de fútbol, a cuál peor, con colores incombinables a las que ahora les añaden logos de patrocinadores que hieren aún más nuestra ya debilitada vista. Pero ahí no acaba la historia.
¿Cómo termina la historia?
No podemos olvidar a “la Kely”, esa señora tan sabia y práctica que pilla cualquier camiseta rota, nueva, de marca, única o soez y, tras rasgarla a pedazos, la refriega por toda la casa hasta dejar los baños y la cocina como una patena.
Y eso no sé en qué época se inventó, pero estoy seguro que nació el mismo día que se inventó la camiseta.
Fui de estudio en estudio hasta llegar a establecerme por mi cuenta como diseñador gráfico. Paralelamente di rienda suelta a mis inquietudes artísticas, como la acuarela o la pintura sobre seda que se convirtieron en un éxito inesperado. Y ahora dise
muy interesante este articulo de veras que a la mayoria de las personas no se habian parado como yo a pensar de donde vino el uso de la camiseta...
gracias por tus aportes,, estoy leyendo tuy libro ESTILO DE VIDA y espero me sean de ayuda en el inicio de mi mundo en el blog.. gracias
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