Arte y educación
El venezolano Carlos Cruz-Díez es uno de los más importantes ma- estros del arte moderno en América Latina, y su obra, la cual representa un constante homenaje al color y la luz, sigue dando de qué hablar.
Hace pocos días, en una corta visita a Washington, su genialidad y sencillez iluminaron el prestigioso Museo Hirshhorn, durante una charla en la que sus 89 años de edad se esfumaron ante la visión moderna, creativa y vanguardista de sus teorías sobre el arte y la expresión visual.
En medio de una conversación abierta al público, donde se exploraban sus raíces e influencias, Cruz- Díez supo exponer la importancia que tiene para una nación hacer de la creatividad un factor de identidad. Sin mencionar piezas de su autoría, que reposan en museos como el Moma, Nueva York, la Tate Modern Gallery, Londres, el Centre Georges Pompidou, París, entre otros, las imágenes de sus trabajos urbanos ilustraron la profundidad del movimiento cinético latinoamericano.
Reflexionando sobre esta importante muestra de un genio del talento, vale la pena rescatar el debate sobre el papel del arte en la educación. Para abordarlo sin aspavientos es necesario desempolvar un importante reporte producido en el Reino Unido, en 1982, titulado Art in Schools, el cual fue dirigido por el famoso educador Ken Robinson. Tres décadas después, las conclusiones de este trabajo no dejan de impactar. En primer lugar, el arte es esencial para la educación, pues contribuye a desarrollar múltiples variaciones de la inteligencia humana. Asimismo, estimula la capacidad del pensamiento creativo mediante la acción; abre las puertas de la educación al sentimiento y la sensibilidad; consolida habilidades físicas y perceptivas; permite la exploración de valores, y facilita el entendimiento del cambio social.
Con estos elementos analíticos, Robinson recomendó que en los pénsum escolares, las artes adquirieran el mismo status que otras áreas académicas, como las matemáticas o las ciencias. Curiosamente, desde que este esquema se debatió e incorporó a la agenda escolar, el peso de las artes y las industrias creativas en el Reino Unido han crecido hasta representar cerca del 6 por ciento del PIB.En América Latina, estudios recientes muestran grandes debilidades en la formación de competencias cognitivas y habilidades psicosociales.
Coincidencialmente, bajo nuestro enfoque prioritario hacia las matemáticas y ciencias, las artes son tratadas con pasmosa indiferencia, quizás desperdiciando el talento inexplorado de niños y adolescentes con vocación creativa.Al igual que ocurre con Carlos Cruz-Díez, nuestra región cuenta con centenares de artistas que engalanan con sus piezas los grandes museos del mundo. Paradójicamente, la gran mayoría son fruto de una lucha épica por vivir de su talento y revelarse contra las formas convencionales. Mirando hacia el futuro con las lecciones de Robinson, vale la pena apostarle a que los artistas de mañana surjan estimulados por el sistema escolar y no como héroes que sobrevivieron a una educación, donde las artes se miran sin sentido de futuro.
Tomado de: Iván Duque Márquez

Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com





































Registro automático