Desarrollos turísticos afectan la vida local
Los sectores de la construcción y el turismo son fundamentales para la economía mexicana. Las constructoras proporcionan vivienda a las familias e infraestructura indispensable para todas las demás actividades económicas; por su parte, al turismo corresponde el tercer lugar en ingresos para el país, detrás únicamente del petróleo y las remesas que llegan de los Estados Unidos. Sin embargo, cuando ambos sectores se combinan para hacer grandes negocios, pueden ser no sólo poco benéficos sino incluso perjudiciales, como es el caso de los desarrollos turísticos que se han venido poniendo de moda en algunas zonas costeras mexicanas.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos es de los manglares cercanos a las playas de Cancún. Grandes inversiones han sido detonantes del auge económico de la región en detrimento de un ecosistema rico en diversidad de especies únicas a ese entorno. La construcción de grandes hoteles y complejos para vacacionistas ha requerido la deforestación del entorno, aún en contra de la oposición de los habitantes de aquéllas regiones.
En el otro extremo de la geografía nacional, en Baja California Sur, grandes extensiones de playa han sido otorgadas para la edificación no sólo de espacios turísticos sino para la vivienda. El problema consiste en que muchas, la mayoría en realidad, de las casas serán propiedad de extranjeros, sobre todo estadounidenses. La Constitución prohíbe expresamente que personas que no cuentan con la nacionalidad mexicana adquieran terrenos o propiedades a cien metros de la costa.
Sin duda alguna, el sector inmobiliario y de bienes raices se ve positivamente impactado por la construcción de tales proyectos, pero existe un gran número de inconvenientes además de los ya mencionados peligros para la flora y fauna locales y la franca ilegalidad de algunos de ellos.
Por una parte, el discurso que defiende la expansión de éstos espacios argumenta en favor de la creación de empleos pero calla que cerca del 95% de ellos se encuentran entre los de más baja remuneración pues consisten en la atención y servicio para los turistas o los residentes de los complejos habitacionales. La propiedad de los negocios corresponde en su mayoría a corporaciones trasnacionales, muchas de ellas españolas.
También hay que mencionar que, como ha sucedido en otras ocasiones, muchos de estos desarrollos tienen un tiempo de vida productiva relativamente corto. Me refiero a que el atractivo principal consiste en las campañas que los promueven como novedades y ejemplos de modernidad pero cuando han pasado cinco o diez años, la economia se estanca y, en ocasiones, comienza a decrecer. En resumen, las fuentes de trabajo que se crean allí no son permanentes ni permiten a las familias encontrar un lugar fijo y seguro para establecerse.
Registro automático