Controlar el caracter dominante del perro desde que es cachorro
Los perros pueden comportarse con un carácter dominante cuando son adultos, es uno de los problemas de conducta más comunes en perros domésticos, caracterizado por detalles como tirar de la correa durante el paseo, arrastrando a la persona, ocupar zonas de la casa y no dejar que los humanos muevan al perro de allí, como cuando descansa en el sofá o en la cama de un miembro de la familia. Generalmente esto se atribuye a varias causas, entre ellas principalmente se menciona la raza del perro, carácter propio y su educación.
Si un perro es grande y fuerte, le será más sencillo tirar de nosotros cuando paseamos, pero un perro que por su raza tiene un pequeño tamaño, como un chihuahua, también puede ser dominante teniendo conductas agresivas dentro del hogar, incluso mordiendo a quién desafíe su autoridad. Algunos perros tienen un carácter propio, único, que se nota más que en los demás perros, les pueden agradar las visitas nuevas a casa o pueden no querer relacionarse con otros humanos aparte de la familia, también hay perros que aceptan los juegos con los niños y otros que solamente los toleran con los niños de la familia y no con extraños. Para evitar que lleguemos a tener un perro adulto con un carácter dominante que suponga un problema para la convivencia, debemos empezar a seguir unas pautas desde que son cachorros. Los perros son animales sociales, que comprenden las jerarquías, cuando están en grupos los perros establecen sus propias jerarquías, y en casa esto sucede con los miembros humanos de la familia.
Por lo tanto, cada perro ocupa un lugar, dentro de una familia, el lugar correcto del perro no es el del líder, sino el de un subordinado. Esto no es humillante para un perro, pues son felices agradando al amo y se realizan en un entorno social jerárquico. Si consideramos al perro como un animal doméstico, un fiel compañero de cuatro patas y no le humanizamos, no será complicado empezar con una buena educación desde que es un cachorro, pues cuando son cachorros es cuando se debe comenzar, antes de que se haga tarde. Algunas personas se resisten a educar al perro para ser obediente y subordinado ya que su apego y sus emociones les hacen pensar en el perro como en alguien a quien quieren, pero no como si fuese un animal. Esto hace que el perro se haga dependiente muchas veces del cariño de la persona más apegada a él y se comporte de forma agresiva con cualquier otro humano, algo poco conveniente si se estima a los demás miembros de la familia y al círculo de amistades.
El cachorro que ha llegado a casa debe adaptarse a todos los miembros de la familia, no solamente a la persona que más responsabilidad tiene sobre su cuidado. Esto supone que el perro reconozca la autoridad y la presencia habitual de varias personas, individuos que le dan comida, juegan con el, le hablan, le acarician. En una jerarquía, los miembros que la componen siguen un orden para alimentarse, comen en un determinado lugar. En la convivencia en el hogar con perros sucede lo mismo pero con ciertos matices, en primer lugar no hay enfrentamientos por el alimento, el perro debe comprobar que todos los miembros de la familia le sirven su comida y le acarician, que no hay ningún peligro y que puede ganar confianza en nosotros. A la vez, el hecho de ser servido por los miembros de la familia va dando lazos a todos, por otra parte el momento de la comida en el cachorro ya es bueno para mostrarle que los humanos comen por un lado, en el comedor, y los perros por otro lado, en su comedero, pero que no comparten la comida. Esto solucionará en el futuro los caprichos de darle comida al perro que juguetea cerca de la mesa, o perros que se sienten desconfiados si una persona con la que no tratan les lleva su comida habitual.
Tocar al perro desde que es cachorro es crucial, acariciarle, tenerle en brazos, tocarle la barriguita, es bueno para que vaya sintiendo mediante el tacto nuestra presencia, para que confíe en que no le pasará nada cuando le manipulamos en nuestras manos. Esto será necesario para que se muestre tranquilo cuando haya que mantener su pelaje en buen estado, darle algún medicamento, tratarle en la clínica veterinaria, limpiarle los oídos, dientes, cortarle las uñas. Si está tranquilo y confiado será mucho más sencillo que si está agresivo y desafiante. Ahora bien, si un cachorro nos desafía, debemos educarle correctamente, con firmeza pero sin hacerle daño. Si hace alguna travesura en casa, rompe algo, gruñe o nos muerde fuerte, debemos atraparlo y tomándolo por la piel del cuello, levantar al perrito y mirarle enfadados a la cara, dándole un pequeño toque en un lado del hocico.
También debería ser suficiente si desvía la mirada tras nuestro enfado y no trata de mantener contacto visual. A un perro, tanto si se trata de un desafío entre humanos o entre animales domésticos, le basta con saber quién manda, no les interesa pelearse y hacerse daño, no se debe llegar a este punto. Si aceptan que mandamos nosotros, serán tranquilos y obedientes, si por el contrario se sienten los líderes de la manada, serán autoritarios y agresivos. Si hemos logrado mostrar al perro nuestra autoridad moral dentro de la jerarquía cuando era un cachorro, entonces podremos hacer uso de ella durante el resto de nuestra convivencia sin necesidad del castigo físico. Golpear a un perro es dañino y solamente hará que desconfíe y sea miedoso, no será dócil sino que estará poco equilibrado. Lo ideal es estar con el perro muchas horas cuando es cachorro y que una persona esté mostrándole pequeñas órdenes en un entrenamiento constante, pero si la familia es grande, todos deben participar.
Los niños deben jugar con los perros, pueden hacer juegos de persecución, usar juguetes para perros, llevarse prendas por la casa, existen muchos juegos divertidos, pero los niños a veces abusan de la confianza y paciencia del animal y pueden hacer que se agote, el perro gruñirá y tratará de zafarse de los pesados niños aunque los perros más tranquilos rara vez responderán, antes de que un perro pueda morder, debemos educar a los niños para que sepan que los perros sienten como nosotros y que su paciencia tiene límites. Se nota mucho cuando un perro es adulto, si presenta problemas de conducta, que probablemente se han iniciado desde que era cachorro, no solamente por experiencias traumáticas. Encuentra en nuestra web otros artículos sobre mascotas y adiestramiento canino.
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Es super la informacion
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