Tareas de mantenimiento en piscinas para evitar su deterioro
El verano por ya llegó y viene acompañado de periodos de calor muy intensos. Es el momento de preparar nuestras piscinas para darnos ese chapuzón refrescante como medio para combatir el calor. Para garantizar unas condiciones de uso apropiadas, nuestra piscina requiere una serie de cuidados que garanticen su estado óptimo tanto de la infraestructura como del agua. Algunas normas básicas de mantenimiento son sencillas de aplicar y pueden alargar el periodo de vida útil de nuestra piscina mucho tiempo, al tiempo que servirá para prevenir molestias tales como infecciones estomacales, conjuntivitis u otitis.
Antes de proceder a su llenado, se recomienda limpiar de forma exhaustiva el fondo y las paredes con productos detergentes ácidos destinados a tal fin, seguido de un aclarado intenso que elimine los restos de este producto químico. Posteriormente debemos efectuar un análisis del revestimiento de la piscina, reparando las grietas y roturas que pudieran haber aparecido en el transcurso del año por acción de las inclemencias meteorológicas, evitando así el incremento de los daños de la infraestructura, así como el crecimiento y desarrollo de bacterias y hongos en estos espacios. Terminado el proceso de limpieza y reparación y antes de proceder al llenado de la cubeta, se aconseja el empleo de productos químicos que eviten el crecimiento de algas en el fondo de la piscina.
Una vez llenada la piscina, pasamos a otro tipo de tareas de mantenimiento centradas en mantener la calidad del agua. La limpieza del agua juega un papel fundamental en este contexto. Será necesario limpiar al menos dos o tres veces por semana el fondo de la piscina, añadiendo productos como el cloro y los antialgas en las cantidades recomendadas por el fabricante del producto elegido, siempre junto a los chorros que faciliten su rápida disolución. De esta manera, si los parámetros sanitarios son correctos podremos utilizar la piscina. La comprobación del PH del agua deberá de realizarse habitualmente, al menos dos o tres veces por semana, puesto que es muy común que el PH del agua varíe con la temperatura, la adición de agua etc. Para contribuir a la higiene y limpieza del agua, es conveniente pasar un dispositivo limpia fondos a diario, en los periodos de inactividad de la piscina al menos una vez al día. Otra medida muy recomendable es la instalación de cubiertas para piscinas en estas instalaciones, que serán capaces de evitar que partículas tales como hojas, insectos etc, se depositen en el agua, con la consiguiente prevención de enfermedades, ya que en muchos casos, estas partículas son portadoras de agentes patógenos tales como bacterias, virus y hongos.
Así pues, la piscina parece ser una herramienta muy útil contra el calor veraniego, pero que requiere una serie de cuidados a largo del año para garantizar unas condiciones de uso que satisfaga a los usuarios, evitando molestias sanitarias así como el deterioro de la infraestructura.






































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