Jóvenes parados
Me hierve la sangre cuando veo en qué se ha convertido nuestra sociedad.
Las nuevas tecnologías, las redes sociales, los avances científicos, la tolerancia de valores.... ¿Para qué? ¿Qué hemos conseguido? ¿Acaso deberíamos alegrarnos por haber llegado donde estamos?
Es cierto que somos simplemente hormiguitas sin voz ni voto. Solo debemos centrarnos en sobrevivir, en seguir malviviendo en este sistema. Y si alguien pretende cambiar esto, le digo que pierde el tiempo. Te aplastarán cuando levantes la voz. Nadie te escuchará. Y si alguien te escucha, tardarán poco en olvidar todos los buenos propósitos.
Bien, estamos en una situación lamentable. Pero, ¿me permite este hecho la licencia de yo actuar del mismo modo? Me explico: si los que dirigen mi vida son incompetentes, ¿debo serlo yo también? La respuesta es No.
Y eso es lo que tristemente está pasando. La ineptitud, según parece, se contagia. Los que manejan las situaciones complicadas de nuestra sociedad cometen errores, pero no por descuido, sino por dejadez. Y ahora todos los ciudadanos arrojan la toalla porque pierden la motivación.
Mi mensaje es: no pierdas la motivación. ¿Te han quitado tu medio de vida? ¿Te han dejado sin trabajo? Pues no vayas a un rincón a llorar. Actúa. Busca nuevos proyectos, muévete, ábrete nuevos caminos.
No soporto la melancolía y el pesimismo que rebosa en la actualidad entre los jóvenes. No quieren estudiar. Porque piensan que aunque estudien, no tendrán futuro. Ni presente.
Mi mayor desesperación se produce cuando los educadores, maestros y profesores, que deberían poner las cosas en su sitio, no mueven siquiera un dedo para intentar motivar a esta generación de jóvenes que solo piensan en la diversión y el placer, y apenas piensan en trabajar y sudar para llevar el pan a casa.
Porque realmente el pan lo lleva a casa otra persona: su querido padre, que sí se pasa horas y horas luchando por mantener su digno puesto de trabajo y mantener un hogar con más penas que gloria.
Mi solución sería: quitar todos los aparatos tecnológicos a esta generación de vagos. ¿Te aburres? Pues vete al campo a trabajar. Verás como ya no te aburres. ¿No hay trabajo en el campo? Pienso que sí lo hay. Pero si no lo hubiera, puedes solicitar al menos una cesión de terreno, o ir a un huerto urbano, y trabajar. ¿No recibirás dinero a cambio? Cierto, pero nadie dijo que trabajar equivaliese a dinero. Trabajar es producir. El dinero fue un invento posterior.
Padres: no den tantos caprichos a sus hijos y en cambien su PlayStation y su Iphone por un buen pico y una buena pala.
Ana María Cruz Pérez. Aprendiz de la vida. Puedes leer más artículos míos en el Blog de La Jara Regalos, una web dedicada al mundillo de las novias y las bodas.
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