Bodas, Esencia de mujer
Tu rostro refleja la ilusión de este esperado momento como si de un cristalino lago se tratase. La luminosidad de tus ojos inunda de un cálido e inmaculado resplandor la sala por donde tus distinguidos y seguros pies se deslizan paso a paso...
Tus delicadas manos sujetan, más bien abrazan, ese pedacito de naturaleza que envuelve todo tu ser en un maravilloso estado de felicidad.
Este es nuestro pequeño homenaje al imprescindible y siempre elegante complemento que nunca puede dejar de acompañarte en un día tan especial como el de tu boda; el mítico ramo de novia. Cuando llegue el momento de escogerlo, préstale toda tu atención. Acertar con la elección requiere tener en cuenta diversos factores como el diseño del vestido, la época del año en la que se celebra la ceremonia, el ambiente que la envuelve y, claro está, tu personalidad.
Tú eres un ser muy especial y mereces lucir un ramo que te honre, ensalzando tu belleza y buen gusto. Ponte en manos de los mejores profesionales y déjate asesorar. Te aseguramos que vale la pena.
La fragancia de tu personalidad
Cada persona es un mundo, y el tuyo está formado por extensos y mullidos prados, frescas e impetuosas cascadas y un cielo adornado con las más fulgurantes estrellas.
Si tu carácter es reservado y melancólico, lo más conveniente será que lleves un ramo sencillo y pequeño, diseñado y ornamentado de forma clásica. Las rosas de jardín de color rosa o blanco, los nardos y las orquídeas son las fragancias que más van con tu forma de pensar y entender la vida.
Cuando tu personalidad atrevida, ataviada con su traje de modernidad y exotismo, salga a la luz, escoge un ramo mucho más desenfadado en cuanto a estilos, tonos y esencias. Elévate hasta el mismísimo firmamento embriagándolo de flamantes gardenias y peniculatas, menta fresca, romero, sabrosas uvas y peras de San Juan. Ilumina tu ramo, y tu mirada, con toda una explosión de color.
Si eres una persona sencilla, a la que no le gusta la ostentación, te sentirás mucho más cómoda con un ramo no demasiado formal. Un pequeño ramillete de jazmines, azahar, fresias, nardos o nenúfares, adornado con un elegante lazo azul marino, puede ser la opción más acertada.
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