Sobre el debate de la pesca de ballenas

La caza comercial de ballenas es un tema político controvertido. Los defensores del estado de la industria de la caza de ballenas forman una parte importante de la economía, la cultura y el patrimonio, pero al mismo tiempo la caza de ballenas ha provocado la puesta en peligro de más de una especie, y además no es ético dado la inteligencia de estos animales. Una cantidad limitada de caza comercial de ballenas continúa hoy en día a pesar de la moratoria internacional.

Historia. Las ballenas son cazadas desde tiempos prehistóricos para la alimentación y la grasa, que se utiliza para hacer cera y el aceite. El aceite era usado históricamente para la iluminación, jabón, y el tratamiento del cuero y la lana. En el siglo XX, la grasa de ballena comenzó a ser utilizada en alimentos para mascotas, cosméticos y artículos comerciales. Los huesos de ballenas tenían una amplia variedad de usos, tales como muebles y accesorios para el hogar como persianas venecianas.

El principal argumento en contra de la caza de ballenas es que no es ético causar la extinción de una especie. También es considerado por muchas personas como moralmente malo matar a una especie tan inteligente cuando los productos ya no son esenciales para el uso humano. Esta facción afirma que existe un mercado muy limitado para la carne de ballena,  el aceite de ballena no es necesario con las opciones sintéticas disponibles, y en el caso de Islandia, por ejemplo, la observación de ballenas se ha convertido en una industria lucrativa, lo que hace a la caza de ballenas un despilfarro político y económico allí.

Los pocos países que siguen las actividades balleneras lo hacen pues sus habitantes creen que es su derecho histórico y parte de su cultura y economía. A las personas que no están familiarizadas con la caza de ballenas como parte integral de su cultura les resulta inimaginable que Noruega, por ejemplo, venda carne de ballena en los supermercados. Para los noruegos, es completamente normal.

La CBI no tiene la autoridad política para hacer cumplir la prohibición de la caza de ballenas, y así, esencialmente, el debate está en un punto muerto. La preocupación por las ballenas sin embargo, ha dado lugar a que casi todas las naciones se nieguen a cazar ballenas, y al comienzo de un restablecimiento de la población que una vez fue tan gravemente empobrecida.