Los secretos del almendro (Cuarta parte)
Eliot, George: "Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas."
Nota: este fragmento corresponde a la serie "Los secretos del almendro" de la cual se han publicado anteriormente tres entregas. Para entender mejor las siguientes líneas te recomendamos leer las partes 1, 2, 3 y 4. ¡Los escritos son verdaderamente emocionantes!
Cuando tomé la bicicleta noté que alguien había colgado una pesada bolsa de papel marcada con anuncios de panadería “La Italiana”, en el manubrio izquierdo. El nombre de la panadería me trajo a la mente enseguida a mi padre, cliente fiel del establecimiento y al señor Tonucci, su propietario y un entrañable amigo de la familia. Y el olor un poco marchito de los panes que encontré en el interior de la bolsa me hicieron recordar el delicioso aroma de los panes recién salidos del horno, aún humantes que una brigada de empleados colocaba en los estantes las tarde de sábado cuando acompañaba a mi padre a comprar el pan de cada día.
Examiné con cuidado el contenido de la bolsa y me causó curiosidad el extraño hallazgo: seis panes largos, con indicios de haber sido manipulados unas horas antes. Supuse que habían salido del horno unas 24 horas antes y al tocarlos, sentí la tentación irresistible de llevarme uno de ellos a la boca para saborearlo con la convicción de que tendría el sabor delicioso del pan fresco amasado y horneado con las afamadas recetas del “signore” Tonucci. Cuando el pan casi rosaba mis labios hice memoria de la recomendación mil veces repetida y nunca olvidada de mi mamá: “Jamás comas lo que te encuentras por ahí porque puedes morir envenenado”
Por temor al veneno, y solo por eso, desistí de mi intención de saborear al menos un pedacito de pan cuya historia desconocía. Algo más me llamó la atención en ese momento: uno de los panes parecía ya partido con anterioridad y estaba arrugado. Tenía un corte como el que le hacíamos a las mogollas del desayuno para untarle la mantequilla. Lo abrí y me di cuenta que le habían horadado su interior y le habían hecho no un orificio o una simple abertura para colocar mantequilla o mortadela sino una oquedad, como para guardar tres libras de queso, o de carne o dos kilos de mantequilla.
Un poco más allá pude observar un montoncito de migajas de pan que, supuse, eran las que habían extraído de los panes que estaban en la bolsa.
Lamenté mucho todo ese desperdicio y recordé en ese momento la voz de la señora Sara Viecco, mi profesora del Kínder quien me guió para conocer el abecedario y me enseñó hilvanar letras con letras y palabras con palabras para aprender a leer: “botar la comida es un pecado que castiga Dios”. Esa frase, precedente del fondo de mis recuerdos se encontró abruptamente con otra que ella misma nos dijo en otra ocasión: “El que se lleva algo ajeno está robando. Lo ajeno es ajeno y le pertenece a su dueño. Si lo cogemos para nosotros es un robo y el robo lo castiga Dios”
El cielo estaba cargado de nubes que anunciaban la lluvia y mi mañana se llenaba de dudas: si me llevaba los panes, que no eran míos, incurría en el pecado del robo. Y si tiraba los tiraba a la basura, que era lo que pensaba hacer, estaría desperdiciando la comida que podría satisfacer el hambre de los menesterosos. Al fin resolví el dilema muy a mi manera…
CONTINUARÁ
& nbsp;
Alejandro Rutto Martínez es un destacado escritor italo-colombiano que ha dedicado una buena parte de su vida a la enseñanzasobre temas de ética y liderazgo en congresos, seminarios y universidades. Es administrador de empresas egresado de la Universidad de La Guajira y especialista en Administración de programas de Desarrollo Social en la Universidad de Cartagena. Especialista en Orientación Educativa y Desarrollo Humano en la Universidad El Bosque y Especialista en Docencia Universitaria en la Universidad Santo Tomás. Actualmente cursa la maestría en Ciencias de la educación en un convenio entre la Universidad de Matanzas (Cuba) y la Universidad de La Guajira (Colombia). Es autor de seis libros y de numerosos artículos que se pueden leer en www.articulo.org y en su página www.maicaoaldia.blogspot.com. Puedes contactarlo a través del correo electrónico: alejandroruto@gmail.com o seguirlo en twitter: @Alejandrorutto

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?





































Registro automático