Ausencia de Líderes
Actualmente, el buen liderazgo dentro de nuestras instituciones, empresas, sindicatos, grupos de beneficencia, etc., está pasando una grave crisis: no hay líderes capaces de dirigir correctamente a las masas y grupos de personas. Esto es debido a la poca importancia que se le da a este ámbito en nuestras escuelas y nuestras familias; desconocemos que para mandar primero es necesario obedecer, creemos que para que a él lo sigan se tiene que ser autoritario en lugar de ser democrático, falsamente pensamos que generando miedo en la gente se va ser un buen líder en lugar de ganar respeto, en fin, no contamos con los conocimientos necesarios para la formación de un buen líder.
Ser líder es evolución, enfoque y dedicación. No es posible mantener y mejorar el liderazgo solamente con el talento innato; como diría John C. Maxwell: ‘El talento nunca es suficiente’, podemos nacer con más habilidades para liderar que algunos otros, pero está en nosotros si queremos tener éxito en él.
En esta lucha por aprender y convertirse en líder se encuentran innumerables obstáculos, como son la falta de preparación, falta de valores esenciales en la persona, falta de autoestima y valor propio, etc., pero en lo que en realidad debemos enfocarnos es en todas las oportunidades que se nos presentan para desarrollarlo: toma de cursos y eventos de superación personal, lectura sobre el liderazgo y su aplicación en el campo, trato con personas de todo tipo, seguir el ejemplo de buenos líderes, entre otras muchas más.
El liderazgo en nuestro tiempo es una tarea difícil, ya que significa salir de la rutina y esforzarnos más. Por otro lado, es muy aburrido actuar como una persona normal y rutinaria ya que todos lo hacen. ¿Por qué no somos personas extraordinarias?
El líder de hoy piensa pero no lo hace correctamente, por eso es necesario desarrollar habilidades del pensar que le permitan expresar y describir adecuadamente sus ideas. Conceptos básicos tales como la idea, el juicio y el raciocinio deben ser analizados a fondo para fortalecer sus argumentos.
El líder en la actualidad toma decisiones rápidas que no siempre suelen ser las correctas y que desafortunadamente no lo llevan a lo que quieren y mucho menos a lo que necesitan. Desconoce que primero hay que pensar para luego juzgar adecuadamente y, en base a eso, tomar una decisión que lo lleve al objetivo deseado. Gracias a la coordinación del pensamiento, de la razón y de la acción se fortalecerán con argumentos las ideas principales.
Por último, debemos meditar, reflexionar y ver en nuestro interior y preguntarnos honestamente acerca de nuestra situación actual: ¿SOMOS LÍDERES?
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