Empatía política
Los líderes, bueno líderes no, los que ahora mandan en el PP, sonrisa pintada, analizaron en tono de victoria los rresultados del 25-M. En el PSOE poco había que analizar, ya lo esperaban, Alfredo dijo basta el lunes, pero es incontenible y el martes ya estaba cocinando el futuro, porque la alternativa Susana no le gusta. Su caballo, Madina, quiere un militante un voto, más o menos lo mismo que Carmen Chacón, la emigrante en tiempos convulsos, y también un tapado a lo Zapatero, llamado Pedro Sánchez.
La realidad es que el chiringuito PPSOE ha perdido cinco millones de votos, y lo que le preocupa a cada uno de ellos, no es que gane el otro, sino tener asegurada la sucesión. Y ahora qué, pues ahora está más cerca un futuro gobierno de concentración, porque por la izquierda a emergido un nuevo líder, pese a quien pese, llamado Pablo Igglesias, y ha llegado para quedarse, y por la derecha tiene que progresar Albert Rivera, que a poco bien que lo haga, robará muchos votos desencantados de Mariano. El chiringuito es fundamentalmente una red de corrupción generalizada, a nivel político, económico y judicial, y los que menos les importan, los ciudadanos, al final están reaccionando, lentamente pero lo hacen.
Esta semana se han publicado nuevos datos de personas en riesgo de exclusión social en España. Concretamente, la tasa sube hasta el 27,3% de la población, sí sí, ¡más de la cuarta parte! Hay más datos que resultan escalofriantes, y en este contexto, cuando hay familias que la carne y el pescado sólo lo huelen en los escaparates, es lógico y normal que surjan opciones tan disparatadas como Podemos, que tiene como referencia la nefasta revolución bolivariana. Desde el prisma de una posición acomodada, sólo oiremos críticas a este tipo de opciones, pero con un mínimo de empatía, se puede entender que haya gente harta de este sistema corrupto, sustentado en el bipartidismo. Y con esto, líbreme Dios justificar la insoportable y macarril violencia antisistema, que hay que reprimir como se merece, me refiero a los que ven comer pan duro a sus hijos, que los hay, y desgraciadamente muchos, aunque los burberrys no lo crean.
Demagogia o realidad, usted decide.
El sabio puede cambiar de opinón, el necio nunca
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