La Guajira: el paro de los wayüu
La noticia se conocía entre los habituales usuarios de la Troncal del Caribe: los indígenas wayüu estaban sumamente disgustados con el tratamiento que se les da y estaban preparándose para tomarse la vía internacional. Los conductores que laboran en la ruta Maicao Riohacha le anunciaban a sus pasajeros que el martes 22 habría una alteración en los recorridos normales y les explicaban por qué: el movimiento de los wayüu en el justo reclamo de sus derechos.
Tal como algunos sabían el movimiento se inició bien temprano en el primer día hábil de la semana y se volvió fuerte en el transcurso de las horas. Nuestros indígenas demostraron una vez más sun unión y solidaridad. Y a ello agregaron una fortaleza de ánimo a toda prueba para permanecer en su posición no obstante las altas temperaturas, la sed y la alta tensión nerviosa que sufren quienes se involucran en una iniciativa de esta naturaleza.
A alguien se le ocurrió que además de todas las viscicitudes anotadas los participantes del paro podían estar sufriendo por la carencia de alimentos pues normalmente es bien difícil darle comida a las multitudes que se congregan en apoyo de los movimientos de protesta o alrededor de una causa, cualquiera que ésta sea.
Cuando a uno de los wayüu se le preguntó como hacían para resistir el hambre de esos días respondió con toda naturalidad: "Ese no es ningún problema para nosotros. Desde hace muchos años estamos acostumbrados a aguantar hambre".
El paro le mostró a La Guajira (A Colombia no tanto porque a los medios nacionales casi no les interesó, váyase a saber por qué) que la situación de quienes son los verdaderos propietarios de la tierra dista de ser la realidad color de rosa que se le pinta a los turistas cuando se les ofrece el territorio de la Península como una tierra de aventura, playa, sol, mar y una maravillosa riqueza cultural.
Ciertamente la Guajira tiene un potencial etnoturístico incomparable y un patrimonio cultural que le permite estar a la vanguardia en el escenario nacional y aún en América Latina.
Sin embargo, el origen del orgullo de ser un departamento terrígena, una península guajirindia, es precisamente la etnia quehoy en día se siente tan maltratada y que todos los guajiros considerábamos en otras condiciones a juzgar por el contenido de los informes y balances presentado por los funcionarios de entes territoriales cada cierto tiempo.
En los restaurantes de Maicao y Riohacha es común ver niños wayüu indigentes, mirando con su carita triste a los comensales y extendiendo sus manos para recibir alimentos o alguna moneda. El sentimiento al verlos no puede ser sino de tristeza y decepción.
Lo cierto el caso es que en la mayor parte de las rancherías el escenario es de pobreza y en algunos casos de miseria. En todas falta casi todo y de no ser por la paciencia y la capacidad de resistencia del pueblo wayü, tal vez hubieran cedido ante los embates de la adversidad.
Los videos promocionales de la Guajira nos muestran una realidad y el paro nos hace ver la otra. Es necesario trabajar para que la verdad de la ranchería y de los hombres y mujeres de la etnia sea tan bella como la que se muestra para atraer turistas. Y lo que corresponda hacer, debemos hacerlo pronto.

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?





































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