Toma de decisiones
Actualmente, la necesidad de encontrar líderes dentro de la sociedad capaces de tomar decisiones rectas y correctas es indispensable. El proceso de decidir ayudará a alcanzar las metas establecidas, y con esto, la satisfacción y realización por parte de accionistas, integrantes de comités, trabajadores, familiares, seguidores, etc.
Nos preguntamos ¿cómo podemos elegir bien?, ¿cómo sabremos que vamos por el camino recto y correcto? Una buena decisión no es la que se toma apresuradamente y sin pensar, recordemos que las mejores que tomamos son las que llevan más tiempo de meditación y reflexión, para ello es necesario observar detenidamente la situación y a su vez, indagar en el interior del ser para encontrar la respuesta.
El observar (del latín ob y servare ‘cuidar lo que se muestra adelante’) implica ver más allá, va de lo normal a lo trascendental y exige una disposición entera de la persona, es por eso que este proceso es más complejo de lo que parece, ya que habrá que analizar la situación exhaustivamente antes de poder conocerla y poder decidir. Los individuos únicos y particulares, desde el despertar escogen una serie de actos que determinarán si el día fue bueno o malo y por consiguiente, tomarán decisiones que irán formando sus caminos a través de los años.
El decidir recta y correctamente no es algo que se da por mera casualidad, es a través de la preparación, el conocimiento y sobre todo la humildad como se puede decidir bien. La soberbia a su vez, toma un papel negativo en el acto de decidir, ya que lo frena, lo ciega y lo corrompe.
Según Santo Tomás de Aquino existen 7 niveles en los cuáles podemos detectar el grado de soberbia en el individuo: la jactancia, la hipocresía, la desobediencia, la infidelidad, la desesperanza, la presunción y la envidia, siendo esta última la más dañina para el proceso de decisión que según el autor es un sentimiento desordenado del bien ajeno que bien puede ser combatida con la virtud de la humildad que nos hace ver la realidad como es y en la correcta dimensión y de las cosas.
Como vemos, tomar una buena decisión no es algo fácil y lleva de tiempo, esfuerzo y dedicación y que al lograrla será una de las acciones más importantes para realizarnos como individuos y alcanzar al fin deseado. Todo esto acompañado siempre de la virtud y de la perseverancia que nos guiarán por el camino de la verdad, la rectitud y lo correcto.
El buen líder en la sociedad entonces se enfrenta a un gran reto en lo referente a la toma de decisiones, tendrá que contar con una disciplina bien dirigida en el proceso de decisión y una disposición tan grande e impecable que le ayudarán a llegar a los objetivos comunes de los individuos para alcanzar la satisfacción y realización colectiva.
Registro automático