El talento, su desarrollo y éxito
Sin duda, una de los mayores objetivos del hombre a través de los tiempos ha sido el de conseguir éxito. Desde pequeño está en la búsqueda para obtenerlo y engrandecer sus facultades y habilidades. Si bien el hombre ha nacido para progresar y mejorar gradualmente, es natural que en este progreso desee ser el mejor y se perfeccione.
Uno de los mayores retos es principalmente el de desarrollar una o varias de las facultades con las que cuenta naturalmente desde el momento de la concepción, es por eso que desde temprana edad el ser humano tiende a aprender y no deja de hacerlo, y al contrario, cada vez más pone más empeño en realizar mejor su trabajo. Éstas aptitudes pueden ser detectadas desde la infancia, o bien, a edad más tardía, es por eso que hoy en día podemos encontrar varias técnicas que nos ayudan en esta búsqueda, pero la más importante es la del auto conocimiento. Sin él, no podríamos determinar para qué somos buenos y qué nos gusta hacer, qué es lo que vamos a trabajar y hacia dónde lo vamos a dirigir.
Después de pasar esta fase, es necesario que pongamos las manos a la obra y empecemos a trabajar arduamente con el desarrollo de nuestras fortalezas, por ello encontramos varios hábitos buenos que nos permitirán hacerlo, tales son:
Perseverancia: ésta virtud en particular hace que el hombre cumpla con los objetivos día a día, a pesar de los problemas que se presentan tales como distracciones de todo tipo, cansancio, ocio, dejadez, etc.
Diligencia: saber lo que tenemos que hacer aunque cueste algún recurso (humano o material) es indispensable para lograr lo que queremos, sin ella nuestras probabilidades de ser exitosos es nula.
Humildad: determinar dónde estamos, qué es lo que podemos lograr y cuáles son límites que nos debemos establecer es necesario para alcanzar el fin. Muchas veces el ser demasiado ambicioso nos ciega y no nos permite ver el blanco.
Responsabilidad: el aprender que avances o retrocesos son originados por nosotros mismos nos permitirá tomar decisiones acertadas que propiciarán al desarrollo.
Éstos 4 hábitos son necesarios, pero no se limitan sólo a ellos, también es indispensable el amor a Dios, el propio y el amor hacia los demás, el respeto y otros que generarían una lista interminable.
Por último, habrá que afinar cada uno de los hábitos que desarrollamos todos los días de nuestra vida, haciendo a esta tarea algo que no tiene fin y que nos dará mucha satisfacción cuando alcancemos lo que nos proponemos.
Por otro lado, no habrá que confundir el éxito: muchos creemos que el ser exitoso implica tener grandes posesiones, bienes, títulos y reconocimientos y dejamos de tomar en cuenta que el espíritu es lo más importante, ya que se sobrepone al cuerpo y trasciendo de lo material, por ello el ser talentoso es igual a contar con un espíritu íntegro y cabe destacar que el mayor talento que podríamos desarrollar no es el talento propio, sino el talento de desarrollar talentos en los demás. Esto sin duda nos engrandecerá como seres humanos que somos.
Registro automático