Sobre maternidad, paternidad y los derechos de los hijos
Esgrimo la defensa de los derechos inalienables de todos los seres humanos a tener hij@s y a ejercer la maternidad y la paternidad, así como los derechos igualmente inalienables de l@s niñ@s al cuidado óptimo, educación y satisfacción de sus necesidades afectivas, de comunicación con sus padres y de sentirse protegidos y adecuadamente arropados, defendidos y formados convenientemente por ellos y estar en contacto el tiempo suficiente con sus madres y sus padres, especialmente en la primera etapa de su vida y en la primera infancia. Quiero constatar y dejar bien claro que yo no estoy hablando para nada de lo relacionado con fomentar la natalidad ni en lo que voy a decir a continuación voy, de ninguna manera, a tratar en absoluto el tema del aborto ni obviamente tampoco, jamás en este preciso momento, acerca del control de la natalidad.
Tengo 52 años, llevo estudiando psicología desde la adolescencia y conozco perfectamente la relevancia e importancia principal y la trascendencia de que se puedan llevar a la práctica los resultados de cumplir con mi petición. Además no se puede permitir que una mujer que está gestando un hij@, tenga que abortar para que no la echen de su puesto de trabajo, con lo cual ya no sólo no va a tener medios para criar a su niñit@, sino que además se va a quedar sin los medios necesarios para su propio sustento, supervivencia y satisfacción de sus necesidades más básicas.
El capital no puede matar instintos, niñ@s y las necesidades y capacidades afectivas y derechos humanos más fundamentales, tanto de las personas adultas como de l@s niñ@s.
Una sociedad que no cuida y mima a los niñ@s y a l@s ancianos, y no permite desarrollar y satisfacer afectivamente a los individuos, no tiene ninguna, ¡ni la menor razón de ser!
Suecia, Finlandia y Noruega son ejemplos, por lo menos menores, a seguir, ya que yo siempre soy muy ambicioso y aspiro a que las condiciones y las situaciones sean prácticamente idílicas, y siempre mantengo que todo es susceptible de ser mejorado y no se debe de estancar ningún suceso, hecho ni estado, sino por el contrario, continuar hasta alcanzar la cima más elevada posible, y aunque no se pueda alcanzar la perfección se debe de intentar siempre seguir mejorando y evolucionando en pos de acercarse lo mayormente posible a la misma.
Desde luego lo que ocurre al respecto en cualquiera de estos tres países citados si sucediese en España podríamos, felizmente, darnos con muchos cantos en los dientes.
Y sí es posible llevar esto a cabo, ni siquiera ocupa grandes dificultades, pues en los tres países a los que me he referido se han concretado situaciones que no tienen nada que ver con lo que ocurre en España, en donde las circunstancias al respecto procuradas por los políticos y principalmente por nosotros mismos (el pueblo), son indignas, desastrosas e inaceptables por mi persona, mi pensar y mi sentir.
Muchas gracias.

José Ángel Graña Abad





































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