Venezuela: por qué te queremos tanto
La patria de Bolívar para los colombianos es un país. Nuestro amor por el más cercano de nuestros vecinos tiene varias razones y vamos a explicar algunas de ellas.
En la década de los setenta la radio y posteriormente la televisión venezolana era la encargada de proporcionar información y entretenimiento a los hogares colombianos de la frontera.
Recuerdo aquellas épocas en que a las 12 del día los niños suspendíamos lo que estuviéramos haciendo, juegos, estudios, lo que fuera, para escuchar a Martín Valiente, una radionovela transmitida por la cadena Rumbos, cuyas aventuras despertaban gran interés en todas las personas pero especialmente entre los niños y jóvenes.
Hoy, reflexiono sobre las siguientes preguntas: ¿Cuál es el país latinoamericano que más se parece a nosotros? ¿Cuál es la nación con la que compartimos las raíces de una historia común, el privilegio de una lengua tan expresiva como el castellano y los colores de una bandera que ondea gloriosa en los puntos cardinales de uno y otro país?
¿Cuál es territorio que en sus épocas de prosperidad compartió la riqueza con los miles de colombianos que pisaron su suelo y miraron su cielo con la esperanza de darle forma a sus sueños y a los de sus familias? ¿Cuál es la nación con la que compartimos la más extensa de nuestras fronteras y las aguas cálidas y fantásticas del indomable Mar Caribe?
¿Cuál fue la tierra hermosa en donde por primera vez vieron la luz y el brillo del mundo los ojos del Libertador? ¿Cuál el escenario en donde se expresó al máximo el temple del Almirante Padilla, la fuerza de su espada y la fortaleza de su carácter para bañarse de gloria como vencedor en la batalla naval más importante de la campaña libertadora?
Venezuela es un pueblo hermano y una nación tan parecida a la nuestra que las dos parecen una sola patria.
Hoy recuerdo con nostalgia cómo mi padre se enteraba de las noticias oyendo las noticias por Radio Maracaibo. Así nos enteramos del golpe traicionero y sanguinario de Pinochet a Allende; de la renuncia previsible de Nixon; y seguimos minuto a minuto los acontecimientos perturbadores y preocupantes de la guerra fría.
Cuando las noticias terminaban el radio nos pertenecía a los niños, quienes nos reuníamos para seguir las aventuras de un héroe más importante que Superman y Batman juntos.
Era la hora de Martín Valiente. Y ahí estábamos nosotros, listos para seguir sus hazañas.
Hoy no sé nada del héroe pero sí de su país. Y por eso, en el mes de la independencia de nuestras naciones, quisiera gritar para que me oigan del otro lado de la frontera: ¡Cómo te quiero Venezuela!

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?





































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