Bañando a un bebé recién nacido

Los primeros baños, donde el bebé todavía tiene el cordón, son diferentes a cuando ya tiene un par de meses. En esos días hay que tener especial cuidado. Hay que evitar infecciones en el ombligo, manteniéndolo seco todo lo posible para que cicatrice bien.

Una de las mejores formas de lavar al recién nacido es no sumergir al bebé en el agua por completo. Este primer baño debe ser entre los 7 y 15 primeros días después de nacer para evitar posibles infecciones.

Lo más importante: el ombligo, los oídos y la nariz

La mejor forma de limpiar el ombligo es empapar el bastoncillo en alcohol. A continuación, con el pulgar lo abrimos y estiramos un poco. Luego, procedes suavemente a introducir el bastoncillo y lo giras para sacar los posibles restos y suciedad.

Ahora dedícate a limpiar su nariz. Con el bastoncillo limpias fuera de la nariz y al igual que hicimos con el oído, no limpies por dentro porque son partes muy sensibles. Y ya tienes a tu bebé bien limpio en las zonas más sensibles, ahora a darle de cenar y acostarle.

¿Cada cuánto bañamos al bebé?

A muchos bebés les encanta chapotear en el agua, otros acaban tan relajados que se duermen mientras se les pone el pijama… Y los hay a los que no les gusta el agua para nada. En este sentido, no debemos dejar que el bebé nos condicione. No debes bañarle todos los días por mucho que le guste, ni dejar de bañarle porque a él no le guste. Tu decides y marcas las pautas del baño.

A un recién nacido con bañarlo 2 ó 3 veces a la semana está bien. Con esto lo mantendrás limpio todo el tiempo. Los recién nacidos todavía no comen potitos ni gatean, por lo que se ensucian poco.

Si a tu bebé le gusta mucho el baño y le relaja para irse a acostar mejor, puedes bañarle todos los días sin problema. Pero ten en cuenta en usar siempre un jabón especial para bebés o algunas veces bañarlo solo con agua.