¿Es posible un robo-apocalipsis de los trabajos tradicionales?
El futuro tiene dos grandes características: siempre llega (casi) y (casi) nos sorprende cada vez.
Estamos siendo testigos, casi desapercibidos, de una nueva revolución, la llamada Cuarta Revolución Industrial, que parte de la digital ya existente, para impulsar la economía en nuevas y sorprendentes direcciones, basadas en la robótica, la inteligencia artificial, las nanotecnologías, la biotecnología, el Internet, la impresión 3D y los vehículos independientes. Las relaciones industriales cambiarán a medida que avance la robotización. Nuestros hijos tendrán trabajos que no existen ahora y trabajarán en entornos radicalmente diferentes en 20-30 años. Los puestos que parecen estables desaparecerán y otros aparecerán. Una primera encuesta de interés es la del Foro Mundial del Futuro del Empleo de 2016, que estima que en 2020 desaparecerán más de 5 millones de trabajos en 15 economías desarrolladas y emergentes. Cada rama industrial y región geográfica se verán afectadas, con las pérdidas parcialmente compensadas por la creación de nuevos puestos de trabajo en áreas altamente calificadas. El aprendizaje a lo largo de la vida, la adquisición de nuevas habilidades y la inversión en el reciclaje de la fuerza de trabajo en lugar de contratar trabajadores a corto plazo, se volverán cruciales.
En el contexto de un cambio silencioso, pero inexorable, vale la pena mencionar la Resolución del Parlamento Europeo del 16 de febrero de 2017, que contiene recomendaciones a la Comisión sobre las normas de derecho civil sobre robótica (2015/2103 (INL). El punto de partida del debate fue que la humanidad está ahora al borde de una era donde robots, androides y otros, incluso más sofisticados, parecen desencadenar una nueva revolución (orden industrial) industrial que probablemente afectará a todos los estratos de la sociedad. Es de vital importancia que los legisladores tomen en cuenta las implicaciones legales y éticas y los efectos de este fenómeno, sin obstaculizar la innovación. Las implicaciones son directas en ambos trabajos; "el uso generalizado de la robótica puede no conducir automáticamente a reemplazos de trabajo, pero los puestos menos calificados en sectores ocupacionales intensivos pueden ser más vulnerables a la expansión de la automatización. “Y sobre la estructura de la sociedad, a través de la polarización excesiva y las crecientes diferencias entre pobres y ricos frente a las crecientes divisiones de la sociedad, con una clase media en decadencia, es importante tener en cuenta que el desarrollo de la robótica puede conducir a una concentración aguda de riqueza e influencia en manos de una minoría”. Sin embargo, los desarrollos económicos deben ser subsumidos bajo principios éticos y legales, y es importante comenzar con asuntos de responsabilidad civil. En esta ocasión, se da la definición de "robot inteligente": "adquiere autonomía mediante sensores y / o intercambio de datos con su entorno (interconectividad) y negocia y analiza estos datos; tiene experiencia de aprendizaje individual y sistemas de interacción (criterio opcional); tiene al menos un soporte físico menor; tiene la capacidad de adaptar su comportamiento y acciones al medio ambiente; no está vivo en un sentido biológico”. Se analizan aspectos posteriores de varios tipos de robots, tales como: medios de transporte autónomos (vehículos autónomos y drones); como ayudar a los robots; robots médicos, así como el papel de la robótica en la reparación y mejora de las capacidades humanas, recomendando considerar la oportunidad de establecer una Agencia Europea de Robótica e Inteligencia Artificial. La resolución se acompaña de un anexo que contiene un primer libro sobre la robótica, que establece una serie de principios éticos para la investigación futura: "Los investigadores en robótica deben comprometerse a seguir el más alto nivel de conducta ética y profesional y respetar los siguientes principios: beneficio: los robots deberían actuar en interés de las personas; no mal funcionamiento - principio "primero que nada, no dañar": los robots no deben causar daño a los humanos; autonomía: la capacidad de tomar decisiones con plena libertad y conocimiento sobre los términos de interacción con los robots. El debate sigue y las grandes preguntas planteadas por la Cuarta Revolución Industrial aún siguen sin respuesta. La rapidez de la transformación requiere nuestra propia adaptación rápida y nuestro pensamiento innovador. Esta lógica se aplica tanto al sector privado como al público que parecen incapaces de hacer frente al rápido desarrollo y al impacto de la innovación. Asistiremos a una futura redistribución y descentralización del poder, que replanteará el enfoque de la política, ya que el modelo centralizado ya no será válido. ¿Cómo se adaptarán las instituciones y las organizaciones a la Cuarta Revolución Industrial? ¿Será la gobernanza más rápida y descentralizada? ¿Cómo se involucrarán los ciudadanos? ¿Cómo se manejarán los problemas sociales causados por la pérdida de empleos debido a la robótica? ¿Las empresas pagarán impuestos sociales para que los robots ocupen el lugar de los empleados? ¿Tendremos el poder de pensar estratégicamente sobre este cambio para maximizar sus efectos positivos? ¿Cómo podemos garantizar que la Cuarta Revolución Industrial sea beneficiosa para todos los ciudadanos y conduzca a una mejora en la sociedad? ¿Es la introducción de un ingreso universal mínimo garantizado una solución? ¿La inteligencia artificial tendrá el mismo estatus que las personas? Se anuncia que el futuro estará lleno de desafíos a los que la inteligencia colectiva de la sociedad tendrá que dar una respuesta.
No lo sabemos…todavía

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