Principios del crecimiento personal
Sucede que a menudo, en la actualidad, vamos tan de prisa por la vida que nos olvidamos que tenemos responsabilidades, con nosotros mismos, con las personas a quien estimamos y queremos, con nuestros compañeros de labores,... y con la vida en general!
A la sazón de la primera infancia iniciamos una aventura del conocimiento y la diversión, asistida o autogestionada, pero al fin y al cabo, una verdadera dimensión de diversión. No compatible con el razonamiento ni el entendimiento adulto por sí mismo. Pero a medida que los meses y años se avecinan, no solamente el contexto va cambiando sino que nosotros también lo hacemos. Para algunos más temprano que otros, para los otros más despacio y con más inconvenientes. Ello dependiendo en gran parte de la realidad que experimentamos, primeramente en nuestro hogar, y seguidamente en la sociedad, o aquello que decimos comunmente "sociedad".
Las percepciones de las cosas varían con el tiempo, las ilusiones van cambiando de color y tonalidad, las exigencias se manifiestan más constantemente, y por si fuera poco, las responsabilidades comienzan a tomar control de nuestro ser. Es ahí cuando nos damos cuenta de que lo difícil fue necesario, que las correcciones recibidas en familia muchas veces fueron necesarias, cuando las disputas y pleitos escolares produjeron en más de uno, una sensación de libertad, coraje y también autonomía.
Que los tiempos cambian, claro que sí, que las mismas formas de formar ya no son las mismas, es una verdad; así como las aguas de un río no vuelven a ser las mismas de un momento a otro. Pero todo tiene una razón y también una consecuencia. El no aceptarlo sería necedad y torpeza a la vez.
Cuando uno es pequeño no entiende muchas cosas de la vida, y eso es una realidad pero que debe ser explicada por los progenitores principalmente, lo cual actualmente no se evidencia en la mayoría. Y aquí radica gran parte de esa ausencia en la formación del ser humano. Creemos falsamente que educar corresponde a la escuela, que la sociedad debe encargarse del desarrollo de nuestro hijo o hija, que esto y lo otro. Pero detrás de estas falsas afirmaciones, se denota un gran temor, una ausencia de capacidad para afrontar lo que para nadie existe, desde los inicios de la humanidad: una escuela para ser padres. Se debe aprender en el hacer, con tropiezos y errores, pero pretender pensar que no es nuestra responsabilidad es un craso error.
Es nuestro deber y responsabilidad enseñar desde que nuestros descendientes son capaces de "entender", todo el tiempo con nuestro mejor ejemplo, siendo coherentes con nuestros actos y consejos, siendo verdaderos en todo el significado de la palabra; corrigiendo cuando haya necesidad de hacerlo, como decía un filósofo oriental: "si debes castigar, hazlo con las plumas de un ave". Ahí radica la esencia de la formación. Sin dejar de dar lo más importante para cada ser: afecto, atención y orientación.
Los colegios de hoy en día no pueden realizar una labor eficaz debido a las políticas educativas de gobierno, las mismas que no siempre son coherentes, no se adaptan a la realidad de la sociedad, son una mera copia de lo que en otros lares funciona bajo otros estereotipos de personas y otros escenarios y condiciones de vida. Se obvia muchas veces un papel importante que debe realizar el docente: educar, formar, corregir, acompañar, ...

Patricio Pantera





































Registro automático